“Que la comida sea tu medicina y la medicina sea tu comida.” Hipócrates.

 Por: Isabel Valerio Lora, MSc.      

 Email: isabelvlora@gmail.com

En todas las etapas evolutivas de la vida, es importante una alimentación y nutrición adecuada, no solo con el objetivo de crear bases biológicas y fisiológicas sanas, sino también por la repercusión que puede tener en el desarrollo psicológico y social de los humanos. Pero cuando la comida es nuestra única forma de gestionar nuestras emociones, debemos hacer un abordaje desde la psiconutriciόn.

La psiconutrición o psicología de la alimentación, es la ciencia que estudia nuestra relación con la comida. Para poder explicar y abordar dicha relación,  toma en consideración  nuestras emociones, conductas, así como nuestro contexto social y relaciones. (Herrero y Andradres, 2019).

 la psiconutrición y aportan las claves y herramientas para comenzar a trabajar las emociones, establecer una relación más positiva con la comida, mejorar la relación con la imagen corporal y adquirir unos hábitos más equilibrados y saludables, trabajando aquellas variables psicológicas y dietéticas que conducen a desarrollar malos hábitos de salud, con el fin de mejorarlos.

Gracias a las herramientas que ofrece esta disciplina, podemos tomar conciencia de nuestras creencias sobre la comida y nuestro cuerpo. Utilizando esto como punto de partida, nos invita a construir nuevas formas de relacionarnos con nosotros mismos para sanar la manera en la que comemos. Este nuevo enfoque propone que la comida puede verse como un barómetro de intimidad, es decir, la manera en la que comemos es una muestra de cómo nos queremos.

Porque somos mucho más que una persona que come. Nuestra relación con la comida depende en gran medida del contexto en que vivimos  y cuando presentamos alguna dificultad relacionada a la forma de alimentarnos, se pueden resolver estas dificultades de forma integral, trabajando no solo la cuestión dietética sino también la psicológica.

En todo proceso terapéutico, la participación activa del paciente es fundamental, porque será él o ella quien garantice resultados a través de su reaprendizaje, de los cambios de hábitos y el establecimiento de rutinas considerando  siempre su contexto.

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