Por: Isabel Valerio Lora, MSc.                Email:isabelvlora@gmail.com

‟Los niños son educados por lo que el adulto es y no por lo que dice‟. Carl Jung.

Cuando se ejerce violencia contra los hijos, estamos ante un caso de violencia vicaria. La Violencia Vicaria, es un concepto acuñado y definido desde el año 2012 por Sonia Vaccaro, Psicóloga clínica y perita judicial, que  se define como aquella violencia contra la madre que se ejerce sobre las hijas e hijos con la intención de dañarla por interpósita persona.

Irene Giménez(2021), expresó que la violencia vicaria es una forma de violencia dentro del núcleo familiar en el que uno de los miembros de la pareja realiza una serie de conductas dirigidas a los hijos e hijas con el objetivo de dañar, chantajear o hacer que el otro miembro de la pareja cumpla su voluntad.

El maltratador sabe que dañar o asesinar a los hijos/hijas es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. A veces, esta violencia se ejerce sobre otra persona significativa para ella, llegando incluso a dañar a las mascotas. El objetivo final es dañar a la mujer, golpearla donde más duele, para que no se recupere jamás. (Vaccaro, 2016).

La violencia vicaria puede tener diversas manifestaciones,  entre las más comunes se encuentran:

Amenazas de llevarse a los niños y niñas, quitarle la custodia o incluso matarlos.

Aprovechar la presencia de los hijos e hijas para insultar a la madre, hablar mal de ella, humillarla y amenazarla.

Interrumpir los tratamientos médicos o farmacológicos de los niños y niñas cuando deberían de estar en tratamiento.

Utilizar los momentos del régimen de visitas para inventarse información dolorosa acerca de las hijas e hijos o la ausencia de información durante esos días.

La violencia vicaria, suele ser del hombre a la mujer aunque se  han  registrado casos de mujeres hacia hombres. En muchos casos, el hombre tiene antecedentes de malos tratos y violencia de género. El perfil del agresor suele ser un hombre de mediana edad, de entre 20 y 50 años con hijos menores de edad, que tratan de dominar y de prevalecer su postura a través de la autoridad, el miedo y la violencia. Conductas que se agravan al consumir alcohol o drogas.

Este tipo de violencia es más frecuente ante un proceso de separación o divorcio, o cuando uno de los miembros desea rehacer su vida con otra persona. El tratamiento  en estos casos es multidisciplinario.