Por: Isabel Valerio Lora, MSc. 

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‟Toda forma de adicción es mala, no importa si el narcótico sea alcohol o la morfina o el idealismo″.  Carl Jung.

Cuando nos exponemos  a un virus, el organismo activa una respuesta inmune para atacar y matar al patógeno extraño. Según diversos estudios, el alcohol dificulta que el sistema inmunitario se prepare y defienda al cuerpo contra gérmenes dañinos. Investigadores de la Clínica Mayo, refieren que  beber demasiado alcohol debilita el sistema inmunológico, razón por la que se está más propenso  a enfermar. 

Según un estudio internacional liderado por el investigador Santiago Canals del Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández de Elche, el consumo crónico de alcohol interacciona con el sistema inmune residente en el cerebro y altera la estructura de la geometría de éste.

Otros estudios también sugieren que el uso nocivo del alcohol afecta los sistemas de defensa pulmonar, causando cambios en la función inmune de las células locales. También podría debilitar las barreras epiteliales en las vías respiratorias inferiores y conducir a problemas pulmonares y respiratorios como tuberculosis, síndrome de dificultad respiratoria aguda (SAR) y neumonía. (García, 2020).

El consumo de alcohol perjudica la calidad del sueño, la falta de sueño puede afectar el tiempo que tarda una persona en recuperarse si se enferma. (Topiwala A, et al, 2017).

El uso crónico y pesado de alcohol reduce el número de linfocitos T periféricos y también parece causar la pérdida de linfocitos B periféricos, ambos relacionados con la defensa del cuerpo y que juegan un papel importante en el reconocimiento y destrucción de organismos infecciosos como bacterias y virus. (Barr, Helms,  Grant & Messaoudi, 2016).

Un estudio publicado en el  2015 en la revista encontró que el consumo excesivo de alcohol puede reducir los glóbulos blancos (monocitos)  que combaten las infecciones,  en las horas posteriores a la intoxicación máxima, lo que esencialmente debilita el sistema inmunológico.

El alcohol puede desencadenar inflamación en el intestino y destruir los microorganismos que viven en el intestino y mantienen la salud del sistema inmunológico. Cuando el cuerpo no puede eliminar un patógeno, puede ser más susceptible a infecciones y si enfermamos podemos tener complicaciones más graves y potencialmente mortales.