Lámpara de Aladino 

0
20

DÉCIMA

Pensé que era fantasía 

la historia del genio aquel

que quien topara él 

tres deseos le daría,

y su vida cambiaría 

en un instante o segundo

¡oh, que cambio tan rotundo!

¡que cosa maravillosa!

¡oh, lámpara prodigiosa!

una cosa de otro mundo.

Vecinos fuimos de infancia

del barrio donde crecimos 

y mil juegos compartimos

hoy vive con elegancia 

producto de la abundancia 

que obtuvo por ser ladino 

al buscarse de padrino 

a un ministro de palacio 

quien le prestó (aún reacio) 

su lámpara de Aladino.

Se dice que “echaba días” 

por lo que dijera el otro

(eso es entre nosotros

si se entera pagaría 

yo muy caro mi osadía)

pero, de pronto, el destino 

le allanaba su camino

convirtiéndolo en jerarca 

a quien rebosó sus arcas 

la lámpara de Aladino.

Apenas va para un año 

en el cargo consular

en un país insular 

y, aunque suene un tanto extraño

(no se crean que es engaño, 

porque el tipo no es “barsino”) 

millonario es repentino 

y es lógico que lo sea, 

al tener como presea

la lámpara de Aladino.

Quien piense que la bonanza 

de estos probos empleados 

es por desfalco al Estado

ésa fue la vieja usanza;

hoy, si la suerte te alcanza, 

y tú no pierdes el tino

verás al genio divino 

que hace cosas milagrosas

porque es maravillosa

la lámpara de Aladino.-