IGLESIA PEREGRINA

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(Cuarta parte)

 

En la Tercera parte (Ed. 2057, del 13.12.2020, pág.18) conversá­bamos sobre la Encíclica Laudato Si’ y antes de salir esta publicación hemos recibido la alegre noticia de que al Papa Francisco le han reconocido con el Cuarto Premio Internacional de la Asociación para la Protección del Medio Ambiente Accademia Kronos, en procura de una Ecología integral. El premio que lleva por título “Yo hago mi parte”, deja un muy buen sabor a la iniciativa del Papa de colocar en el centro de su pontificado un tema crucial en la humanidad como es llamar a que cada persona ponga su granito de arena en favor de nuestra Casa Común. Como vemos, la Doctrina Social de la Iglesia está claramente marcada en la pastoral y en el ejercicio del Magisterio Pontificio del Papa Ber­goglio. Esta es la razón por la que nos regala su tercera Encíclica y en la misma línea de la anterior, titulada: “Fratelli tutti (hermanos todos): so­bre la fraternidad y la amistad social”.

“Fratelli tutti” es un binomio jun­to a “Laudato Si’”. Esta última dedicada a la naturaleza; la primera, a la humanidad, porque “San Francisco que se sentía hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne” (Nro. 2), afirma el Papa. El documento cuenta con ocho capítulos y 287 números.

La encíclica tiene, a partir del se­gundo capítulo, como texto bíblico central y clave para su interpretación, la parábola del Buen Samaritano (Lc 10,25-37), que el Papa ha querido ­titular: “Un extraño en el camino”. Al elegir esta parábola, el Papa desea hacernos sentir “vecinos-próximos” de los demás. Es por ello que el do­cumento reclama ser leído como una meditación personal, más que como un documento sociológico o político. Bergoglio coloca en boca de San Juan Crisóstomo, la pregunta clave que abre todo el documento: “¿Quie­res honrar el Cuerpo de Cristo? No lo desprecien cuando lo contemplen des­nudo” (No. 74).

Ante el Populismo y el Neolibera­lismo tecnocrático, que excluyen y descartan a las personas, el Papa propone construir una comunidad, local y global, inclusiva, que defienda la dignidad del ser humano.

El Papa habla del “amor político” y afirma que “reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras uto­pías” (Nro. 180); por eso, llama es­pecialmente a los cristianos empeñados en la política a crear nuevos vínculos y una cultura de fraternidad, una comunidad según la medida de la persona y no a merced de los bie­nes económicos.

Al referirse a la Pandemia del Covid-19, el Papa nos recuerda “que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos” (No. 32). En fin, la humanidad está llamada a cuidar la naturaleza y a cuidarse a sí misma y, en este empeño, deben estar unidas todas las personas de buena voluntad y todas las religio­nes, hasta lograr la fraternidad universal.

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