Estando de vacaciones, presencié una conversación entre un sacerdote y otro exorcista. Cuando el primero le dijo al exorcista que se sentía agotado como sacerdote, escuchó la respuesta: Es simple. Omites orar, o no oras en absoluto. No le estás pidiendo ayuda a tu Ángel de la Guarda. Los análisis de la realidad actual muestran que el hombre moderno tiene muchos problemas que lo incapacitan espiritualmente. La vida te pone a través de varias pruebas. Nuestra fe también es puesta a prueba. Tanto la Sagrada Escritura como la experiencia nos enseñan que es a través de estas pruebas que la fe se fortalece y desarrolla.
Por eso vale la pena recordar que Dios quiere estar presente en nuestra vida cotidiana, también en esta gris y difícil. Por lo tanto, en lugar de hundirse en la indiferencia religiosa, se debe “salir en busca de Dios”, de lo contrario esta prueba de fe puede fracasará.
En la vida espiritual, no solo se necesita mucho coraje y abnegación, porque la tolerancia religiosa es diferente, también se necesita cuidar con esmero la fe y lo que la fortalece o conduce a ella. Si recordamos esto, cada prueba terminará con un fortalecimiento espiritual y nos enriquecerá con nuevas experiencias. Esto es sumamente importante porque estos intentos en la era del consumismo, en busca del bien subjetivo, cuando Cristo y sus mandamientos aparecen en el camino de la búsqueda de estos “bienes”, Él y su legado son fácilmente negados.
Este “bien” puede resultar ser un beneficio material, un mejor trabajo, éxito en el trabajo o en el mundo político, así como en otra persona. Cuántas veces observamos a personas que, contrariamente a los mandamientos de Dios, siendo ya esposo o esposa de otra persona, cambian esta realidad por razones frívolas. Ante tal tentación, se revela lo que es realmente importante para nosotros… (cf. Mt 16,26).
Para que salgamos victoriosos de todas las pruebas de la vida, y más aún de la prueba de la fe, Dios nos ha dado la ayuda adecuada en forma de los sacramentos y del Ángel de la Guarda. Recordemos que hemos recibido todo lo necesario para que nuestra vida sea una adhesión fiel a Dios y un camino decidido hacia la patria celestial.