En medio de la prueba se puede vivir el amor ágape

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El verdadero amor, como dice San Pablo en su carta a los Co­rintios: Ama sin lími­tes, espera sin límites, disculpa sin límites.

El Amor Ágape, que es el verdadero amor, se dona sin esperar nada a cambio (CF. Cor. 13). A un gesto de amor, a una muestra de amor, lo único que se recibe es otra repuesta o expresión de amor.

En medio de una crisis mundial a todos los niveles: espiritual, social, económico, sentimental, familiar y sobre todo donde existen tanta pérdida de valores, aún en­contramos personas que con su ejemplo nos hacen ver que no todo está perdido; que tenemos razones suficientes para seguir en medio de la crisis, las pruebas y las duras realidades de la vida, aún podemos seguir amando, darnos  a los demás en amor y por amor, al estilo de Jesús, que es nuestro modelo de Amor. En los momentos más difíciles de su vida no nos separó el gran amor que sentía y siente por cada uno de nosotros.

Mirando las redes sociales me encontré con el caso de dos jóvenes que hasta el momento eran desco­nocidos para un alto porcentaje de la población; me refiero a Estefany y Adrián; ellos se conocieron en perfecta salud, tenían proyecto de formali­zar un matrimonio y formar una hermosa familia como la de Nazaret. Sorpresa de la vida, Adrián calló  en un estado de salud que lo llevó a quedar en silla de ruedas; ¿Qué pudo haber pa­sado en este caso?, lo dejo a su imagina­ción; pero Estefany escogió la mejor, fue prudente como María, cuando Jesús fue a visitar la casa de sus dos grandes amigas, Martha por el contra­rio se queja con Jesús:  Maestro, no te preocupa que María me haya dejado con todas las cosas del hogar; Jesús le respondió: Martha, Martha, vi­ves preocupada y afanada en cambio, María ha escogido la mejor par­te, la que no se le quitará (CF. Lc. 10, 38-42). Estefany, es­co­gió la mejor parte, perma­necer fiel a su rela­ción de novia y espo­sa con Adrián; ¿y por qué?, Porque ella le conoció sano y en el Amor y el matrimonio tenemos que ser como dice el ritual del Sacramento, fiel en la salud y en la en­ferme­dad, en la esca­sez y la abundancia, en las penas y las alegrías.

El verdadero amor tiene que ser hasta que la muerte los se­pare.

Estos jóvenes es­po­sos que por gracia de Dios han sido bendecidos en santo ma­trimonio por la Igle­sia, son un paradigma para muchas personas que no creen en el ver­dadero y santo amor que brota del Corazón de Cristo. Ellos son un modelo a seguir, pues en medio de las pruebas y las crisis, se puede amar y ser felices.

Ellos serán felices porque en ellos reina el amor ágape; es decir, el amor que se entrega, el verdadero amor.

Dios y la Virgen bendigan esta bella relación de amor y vivan eternamente amándose.

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