“Cultura de la debilidad solidaria y la convivencia humana” “cds/cvh”  Código que desafía la realidad eclesiástica que vivimos y nos pre-para post-covid19

0
369

 

3 de 3

 

La cultura de la debilidad solidaria abarca todo lo que hago en la cotidianidad, me da un estilo de vida y define en mí una personalidad EL SERVIDOR, LA SERVIDORA DE TODOS Y TODAS (San Ignacio llama a este estilo “contemplación para alcanzar amor,,,”). Esto hace que aparezca también un poder al servicio de los empobrecidos, empobrecidas, tanto a nivel personal como comunitario. Es por eso, que a Jesús lo querían hacer Rey; sin embargo, él no aceptó porque su Reino no es como el de los que se hacen dueños de los bienes que administran (Mc.10, 42-45); Jesús nació pobre, vivió pobre y murió solamente con lo que tenía puesto: su túnica… Y nunca le faltó nada. Jesús es prototipo de la cultura de la “debilidad solidaria asumida”… Y tú? Y nosotros?… El mundo está salpicado de locos…, semillas para una tierra nueva y un cielo nuevo… Los beneficiarios, quienes crean y asuman las enseñanzas de la DSA, esos serán los dueños de los colegios, universidades, asilos, orfelinatos y obras de servicios ofrecidos a los empobrecidos y empobrecidas de la nueva sociedad. Así la Providencia no será exclusiva de las aves y flores del campo… Lc.12, 22-31. El apropiarnos de los medios de evangelización nos dan seguridad nos instalamos y nos hacemos dependientes de quienes nos financian los servicios que ofrecemos como Agentes evangelizadores, el Estado y los ricos; nos alejamos de servicio solidario y nuestra misión queda mutilada…

La Iglesia y la Vida Consagrada, caracterizadas por la DSA, no necesitan de cantidad de personas, sino de calidad personal. La cantidad de personas consagradas son necesarias para administrar las obras de servicios financiados asumidas, hasta ahora, por los consagrados/as (Religiosos/Religiosas+ Iglesias) y así legitimar corrupción e impunidad en la sociedad y al Gobierno de turno en un Estado de Derechos, es una enseñanza de la Covid19… El anuncio profético de “La Palabra” se multiplica dependiendo de la coherencia y fidelidad al mismo anuncio que se hace por quienes lo hacemos. Jesús decía y hacía lo que decía y recriminaba diciendo: “hagan lo que dicen; pero no hagan lo que hacen “Mt. 23 1-12.

Si la Covid19 nos ha desnudado tengamos la valentía de no ocultar nuestras miserias con discurso monitoreando a otros y disimular nuestro quehacer asentado en propiedades y privilegios que nos dan seguridad y disimula nuestra debilidad profesada…, que genera legitimaciones de estructuras violadoras del sentido de humanidad en una sociedad super/moderna y cientificada para un grupito de humanos…

Lo nuestro no es el uso de recursos tecnológicos para la socialización del evangelio (evangelización), sino el que las causas que asumamos, en defensa del empobrecid@, sean asumidas por los medios virtuales usados por los jóvenes, comunicadores sociales, redes sociales, empresarios, científicos, políticos, economistas, culturólogos y transmitan una vida nueva a la sociedad teniendo en cuenta nuestras enseñanzas, denuncias y renuncias…

Jesús nos ha enseñado el camino de cómo evangelizar. Jesús vivó, habló e hizo. No disimulemos, veámonos a nosotros mismos; la Covid19, venga de donde venga, nos habla claro recordándonos nuestra Misión encomendada por Jesús. No hay peor ciego que el que no quiera ver!!! Estamos a tiempo… Las enseñanzas aprendidas tenemos que iniciar su práctica inmediatamente para que no se nos olviden: veamos cómo la Covid19 ha despertado la solidaridad al nosotros hacer consciente nuestra seguridad financiada y distanciada de los empobrecidos… Cómo hemos recuperado la oración familiar relegada por prisas individualizantes. Tanto tiempo de ocio nos hizo redescubrir lo formativo de la lectura, lo que no aprendimos en la escuela, la universidad o en la vida…, está a nuestro alcance dedicando tiempo a la lectura continuada y a la reflexión compartida.

Una pequeñez microscópica nos hace temblar al ver la fragilidad de la vida, tanto la del que más tiene como la del más débil e indefenso!!!  Somos iguales y las diferencias nos complementan. Es lo visible de Dios. Tú sin mí? Yo sin Ti?  Qué?

Covid19, tiempo de gracias. Gracias diversificadas, que si las ponemos al servicio del otro, de arriba hasta abajo en la escala social, nos engrandecemos todos. Hacemos presente el Reino de Dios, aquí y ahora. Y para después la Plenitud de vida. Oigamos a Jesús de Galilea, que nos dice: “vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlos mis discípulos…”   (Mt.28, 18-20).