15 de marzo, día vital para nuestra democracia

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Hay fechas que marcan la vida democrática de las naciones. Algu­nas son impactantes, como el 30 de mayo de 1961, con el tiranicidio de Rafael Leonidas Trujillo Molina, o como el 16 de agosto de 1978, con la llegada al poder de don Sil­vestre Antonio Guz­mán Fernández. Otras aparentan ser menos extraordinarias o incluso para algunos resultan indiferentes, lo que de ningún modo evita su trascendencia: El próximo domingo 15 de marzo, por ejemplo.

El 15 de marzo no representa solo la vota­ción para elegir alcal­des, vicealcaldes, concejales, directores mu­nicipales, vicedirecto­res municipales y voca­les. No y no. Está en juego algo más profundo y delicado: la credibilidad de nuestro sistema electoral y, en consecuencia, la estabilidad de nuestra de­mocracia.

El 15 de marzo será emblemático. Los ojos del mundo estarán en­focándonos, pero qui­zás no tanto como las miradas de un pueblo que quedó aturdido con lo ocurrido el pasado 16 de febrero, con la posposición de dichas elecciones y que anhela que este lamentable episodio sea superado.

Un exitoso 15 de marzo sería de alegría y fortalecería nuestras instituciones; lo contrario sería fatal, trau­mático, de impredecibles consecuencias, resaltando que dentro de dos meses tendrán lugar las elecciones presidenciales y congresuales y lo que suceda el 15 de marzo, sin dudas, repercutirá para mal o para bien el 17 de mayo.

El reto para que podamos festejar ese día es de todos. Empe­cemos con la Junta Central Electoral, organismo que ha perdido mucha confianza y que si no hace lo co­rrecto, además del in­menso daño que le cau­sará a nuestra democracia, sus miembros que­darán para siempre señalados con el dedo acusador. Los partidos políticos tienen la obli­gación de colaborar con buena voluntad para que este proceso sea transparente y creíble. Por igual la sociedad civil, la juventud, la prensa (todos nosotros, tengamos incidencia o no) deben y debemos estar comprometidos.

Resaltemos a nues­tros gobiernos locales. Sus decisiones pueden afectarnos más que las de aquellos que están arriba, pues conocen sin intermediarios nues­tros problemas cotidianos; además, podemos llegarles con mayor facilidad, sea al titular o algún concejal o vocal.

El 15 de marzo ­tenemos una cita con la historia, con nuestra democracia, con noso­tros mismos. Vamos a votar temprano y sea­mos vigilantes para que todo marche como Dios manda. Ese día marcará nuestro futuro, créanlo. No le fallemos a la patria, por favor.

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