La comunidad de Navarrete ora y llora la partida de Enmanuel, Samuel y Luis Alberto

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El pasado sábado 12 de octubre perdie­ron la vida en un accidente de tránsito los hermanos Enmanuel, Samuel y Luis Alberto Mercado Reyes, únicos hijos de la pareja de esposos Teresita Reyes Blanco y Luis Rafael Mercado, am­bos dirigentes de la Hermandad de Emaús en el municipio de Navarrete.

Padres fieles al servicio de la comunidad y con su mirada puesta en Jesús. Esta muerte les ha roto el corazón no solo a la familia sino a todo el país, quienes han manifestado a través de profundos mensajes de solidaridad, una ora­ción por los padres de los hermanos, para que en su divina misericordia, Dios les fortalezca cada día con su amor.

No hay palabras… solo hay silencio y una gran FE, de que así lo quería el Señor.

Los mellizos En­manuel y Samuel nacieron el 22 de julio del año 1999. Habían comenzado Mercadeo en la Universidad Tecnológica de San­tiago (Utesa), pero su amor por los de­portes en el último año, los había concentrado en la natación.

El mayor, Luis Alberto, nacido el primero de diciembre del 1992, estaba gra-duado de licenciado en Administración de Empresas y trabajaba en Iteprof, una empresa privada en San­tiago.

Cuando ocurrió el accidente el pasado sábado 12, los tres se dirigían al campus de la Universidad Cató­lica Madre y Maestra para sus clases de na­tación.

Eran tres jovenes intachables. Amantes de su familia y muy amistosos. Por la fune­raria desfilaron cientos de jóvenes llorando y manifestando un dolor inmenso por la pérdida de sus amigos.

El pueblo de Na­varrete lo sintió como si el dolor fuera suyo. La comunidad está orando cada noche en su residencia y en la de su abuela materna, Mery Blanco Reyes, desde donde lanzan globos blancos y dejan velas encendidas… También entonando himnos de alabanzas al Señor.

Durante la misa de cuerpo presente un helicóptero regó pétalos blancos sobre la iglesia y más tarde siguió los tres féretros hacia el cementerio municipal.

Pétalos blancos en señal de inocencia, dulzura y juventud. Como símbolo de que el dolor tiene olor a gozo, más allá de toda explica­ción humana.

Las redes sociales se han volcado envian­do mensajes a toda la familia. Y ante las pa­labras de su padre de­lante de los tres fére­tros de sus hijos, más de 10 mil comentarios se han colgado en Fa­cebook. Unos dicen que eso es creerle a Dios y saber que a él no se cuestiona y otros que hay que ser muy cristiano de corazón para decirlo y entender la voluntad del Padre Celestial.

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