Cuando hay celebraciones
en cualquier lugar del mundo
hay un ánimo jocundo
que estalla en las poblaciones
y excesos, y alteraciones …
terminan en un percance
de lamentable balance
y funesta consecuencia
con una alta frecuencia
que hace común ese trance.
La época navideña
es un tiempo de festejos
donde llegan desde lejos
a la reunión hogareña
la que todo el mundo sueña
a fundirse en un abrazo
al sonar el cañonazo
y muchas veces sucede
alguien que en algo se excede
ocasionando un fracaso.
Aunque existe una campaña
de reducir accidentes
estarán los imprudentes
de una conducta no extraña
que entre rones y champaña
su sentido se desborda
y convertidos en horda
pierden la serenidad
y una que otra autoridad
se hace de la vista gorda.
Ojalá este pensamiento
se convierta en reflexión
como punto de inflexión
que evite más sufrimiento
y sirva de emplazamiento
para llamar la atención:
que es vital la prevención
para frenar a la muerte
junto con la mano fuerte …
que no quede en intención.




