Los últimos acontecimientos vividos por la humanidad, unidos al conocimiento sobre la situación del planeta, nos han dado a conocer la triste noticia, que ya sabíamos, pero todavía a un nos negamos a aceptar que es la fragilidad de todo lo que nos rodea, pero también la de nuestro ser.

El hombre, la mujer somos seres finitos, no somos eternos, pero estamos a merced del sufrimiento y por ende de la muerte, en cualquier momento y lugar nos puede cobrar caro nuestra fragilidad.

Pero ya no solo en particular, sino a nivel general y mundial, y esta ha sido la triste experiencia de la pandemia.

Ella nos ha dicho que nuestras vidas pueden depender de un hilo, a nivel de la humanidad entera, que en cualquier momento al unísono podríamos desaparecer de la faz de la tierra, y ser un mundo tan solitario y despoblado como el planeta Marte, porque también a la fragilidad humana hay que unirla a la del planeta. 

La tierra en sí también es frágil, de los elementos que se compone son transitorios, se degeneran, cambian, al decir de Lavoisier: la materia se transforma, pero también el curso de degeneración del planeta puede acelerarse y potenciarse, debido al descuido y explotación sistemática y depravada del mismo, a través de la especie que está llamada a custodiarlo que es el ser humano, lo que nos ha hecho ver en los últimos tiempos, cómo algunas especies animales y vegetales han ido desapareciendo. Cómo el clima ha ido cambiando y calentándose cada día más el ambiente en que vivimos. Cómo todo aquello que ayuda y asegura la vida, no solo del planeta en sí, sino la nuestra está en peligro, haciendo ver cuán frágil seres humanos y planeta somos. 

La vida es lo que hay en la tierra por todas partes. Ella está unida a una serie de mecanismo de interacción entre todo lo viviente que hay, los unos dependen de los otros y viceversa. No es caminando a la individualización de cada uno de los miembros del todo que podemos avanzar y fortalecernos, sino que caminando a la unidad del todo es que podemos vencer  a la fragilidad existencial que hoy se ha potenciado, que puede impedir que mundo y ser humano agoten los niveles de vida que están llamados a vivir en este punto del espacio y del universo. 

Ambas fragilidades no deben de entristecernos y pensar que caminamos a un fracaso inminente que tarde o temprano se hará posible y visible. Sino por el contrario, ser consciente de ella; ser humano y el planeta son débiles, vulnerables, frágiles, pero ambos tienen los mecanismo y medios para ayudarse. El creador lo ha hecho realidad, todos nos componemos de los mismos elementos, somos uno por creación y por naturaleza, Planeta y seres humanos nos necesitamos, para ser fuertes y combatir las adversidades que nos son propias en base a nuestras fragilidades, pero los seres humanos con una cuota mayor, ya que podemos hacer más frágil al planeta, debido  a nuestro comportamiento desordenado y egoísta. 

El Creador puso todo en nuestras manos, para propiciarlo, no para extinguirlo. Para colaborar con el mundo creado y ese mundo proporcionarnos lo que necesitamos para subsanar nuestra fragilidad, pero sin afectar la fragilidad de lo creado. 

Se impone en el hoy de nuestra existencia, reconocimiento y aceptación de todas esta componenda interactiva de vida, y parar todo aquello que siga ampliando la fragilidad humana y la del planeta, pues de no hacerlo, la consecuencia última será la desaparición de todo en una nada cósmica sin posibilidad para nadie.