Con agosto comenzamos la bajada del año, sentimos que ahora los años transcurren rápido, que el tiempo se nos va volando, como se dice por ahí, la vida va más de prisa, los cambios ocurren a cada instante, no hay que esperar mucho para ver nuevas cosas, el ritmo de vida es terrible y así fácil y rápidamente se nos va la vida y se va también la de los demás. 

Algunos sentimos que hemos vivido mucho, pues medios y cosas que teníamos prácticamente ayer y que utilizamos, ya hoy son parte del pasado. 

Así hay también mucha gente frustrada y deprimida pues siente que no ha hecho nada, que ha perdido su tiempo, y algunos caen en el afán de quererse recuperar y otros en el triste destino de abandonar la vida.

Ese es el mundo en el que vivimos hoy, el de los esquemas y modelos establecidos, en el de la incertidumbre, pues no sabemos lo que nos espera; en el mundo de la fragilidad, pues creemos que en cualquier momento podemos desaparecer, todo puede terminar y acabarse. Ya que las amenazas son tan patentes y están ahí a la vista de todos, y como de película en un instante podemos ser participes de ella. 

No necesitamos esperar mucho tiempo para conocer lo que ha pasado en cualquier latitud de la tierra, los profetas de desgracias se hacen presentes por todos lados y las redes sociales se glorían en  hacerlos sus huéspedes. Bailamos al son de la música que se nos toque, y cada día aparece un vicio nuevo, al igual que un género, un tatuaje, una moda de ropa o un percing, pues no encontramos que inventar. Da la impresión como si fuésemos dando tumbos, sin rumbo y horizonte, cómo buscando algo o a alguien, o tal vez no buscando nada sin atrevernos a darle un final terrible a la vida en algunos casos, por que aun nos queda algo de miedo a lo que hay más allá de la muerte, si es que lo hay dirían algunos. 

Y en esta vida y en ese mundo, nos encontramos los que aún creemos en Dios, los que defendemos los ideales de la fe, de la Biblia, de la palabra de Dios, de la Iglesia, los que aún hablamos de Jesucristo como Salvador del mundo,  a unas gente y a un mundo que se torna sorda ante estos presupuestos. Anteriormente cuando se hablaba de estos temas, el asunto era contradecirlo, ridiculizarlos con la ciencia profana y moderna, hoy es algo que no interesa, que no tiene sentido, es algo en lo que no hay que perder el tiempo, pues se nos podría ir el último tick tock, o la última estupidez que alguien hizo y la ha subido a la red, o el último reportaje de un accidente o una tragedia, donde lo que importa es solo presentar y ver el hecho, pero los protagonistaS no cuentan, ni importan.

Esa son las personas y el mundo que tenemos que salvar, pero les recuerdo: ni quieren salvarse, ni les importa la salvación…el asunto es fuerte, nada fácil, pero hay que anunciar el mensaje, hay que llevarlo, como Jeremías, aunque no quieran, aunque no querramos, hay algo más que nosotros que nos empuja, nos lleva y guía, tal vez es también ese no se qué que la gente y el mundo de hoy busca, tenemos que inventárnosla grandemente, o mejor, dejarnos llevar, no desanimarnos que el sabrá que es lo que tenemos y debemos de hacer ante este mundo y esta generación de hombres y mujeres que no les interesa su palabra.