Por: Isabel Valerio Lora, MSc          Email: isabevlora@abrahamapolinariogmail-com

La gran enfermedad hoy en día no es la lepra o la tuberculosis, es el sentimiento de no ser querido”. Madre Teresa de Calcuta.

Detrás de cada persona que busca asistencia de salud, hay un ser humano que está viviendo una experiencia particular. Los pacientes se quejan por no recibir una bienvenida más cálida y de la falta de empatía del personal, salas llenas de gente, luces características, asientos poco confortables, un olor característico que incrementa la sensación de estrés y ansiedad  y un largo etcétera de incomodidades. Por todo eso, es importante humanizar el sector salud.

Humanizar el sector salud, hace referencia al abordaje integral del ser humano, donde interactúan las dimensiones biológicas, psicológicas y conductuales. Se encuentran asociadas con las relaciones que se establecen al interior de una institución de salud, entre el paciente y el personal de la salud, administrativo y directivo.

Según la OMS, un sistema de salud humanizado es aquél cuya razón de ser es estar al servicio de la persona y, por tanto, pensado y concebido en función del hombre. Y para que eso se realice debe ser un sistema integrado, que proteja y promueva la salud, corrija cualquier tipo de discriminación, ofrezca participación al ciudadano, garantice su salud en su concepción de estado completo de bienestar físico, mental y social.

Humanizar el sector salud implica:

Reconocer que cada quien que necesita asistencia es diferente, por lo que debe brindar una  atención personalizada.

Mirar al interlocutor, establecer un contacto visual con él. Usar el tacto pues es parte importante del lenguaje, un apretón de manos, una palmada en el hombro, pueden calmar y tranquilizar a una persona ansiosa.

Llamar al paciente por su nombre. Ser sensible y cálido  utilizando la empatía y colocándonos en el lugar del otro. Utilizando  un lenguaje sencillo y comprensible para  el paciente y su familia.

Crear espacios y animar al paciente para que exteriorice sus sentimientos.

El respeto a la vida, a la dignidad de los seres humanos y a sus derechos, sin distinción de edad, credo, sexo, raza, nacionalidad, lengua, cultura, condición socioeconómica e ideología política.

Considerar a los pacientes como personas, abandonar las relaciones funcionales para convertirlas en relaciones personales.

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