El Instituto Secular de las Voluntarias de Don Bosco 

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En la Iglesia y en la Familia Salesiana

Dios Padre desea que todos los hombres y mujeres del mundo se salven. Por eso, en su infinita bondad suscita formas diversas para que el Evangelio sea conocido hasta los confines de la Tierra. De ahí que elige personas en quienes infunde una vocación especial de consagrarse libre y totalmente a Él para difundir su Reino. Esta forma de seguimiento radical a Cristo se realiza a través de la profesión de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, ya sea viviendo en comunidad o llevando una vida ordinaria en el mundo para transformarlo desde dentro. 

Este último estilo de consagración es el de los Institutos Seculares (IS), cuyos miembros ayudan a la santificación del mundo, adaptándose a las necesidades del tiempo y del lugar donde les ha tocado vivir, a ejemplo de Jesús, que supo encarnarse en su realidad. Los IS están sujetos a las normas establecidas en la Constitución Apostólica Provida Mater Ecclesia, promulgada por el Papa Pío XII en el año 1947. Para los miembros de los IS, el mundo es su lugar teológico. Es así como pueden adaptarse con facilidad al ambiente familiar, profesional y de la sociedad civil en general para imprimir allí el sello del Evangelio. A pesar de su belleza, esta forma de vida consagrada conlleva dificultades y peligros, ya que sus miembros no poseen la protección de signos religiosos exteriores, de la vida en común y la presencia física constante de los Superiores. 

En la Familia Salesiana (FS) existe el Instituto Secular de las Voluntarias de Don Bosco (VDB), nacido en Turín, Italia, en el año 1917, con jóvenes que tenían un fuerte deseo de consagrar su vida a Dios al servicio de los jóvenes, permaneciendo en el mundo. Esta iniciativa estuvo primero en la mente de San Juan Bosco, pero fue al beato Felipe Rinaldi a quien correspondió darle forma. 

Las VDB enriquecen la espiritualidad cristiana y el carisma de Don Bosco con un componente femenino importante, asegurando plenitud, diversidad y alcance a lugares impenetrables para un sacerdote o religioso. Por consiguiente, es una vocación que exige de mucha madurez y convicción, porque hay que estar en los ambientes pasando desapercibidas, haciendo perceptible solo el testimonio de vida cristiana coherente. 

Las VDB son mujeres felices de su ser laicas consagradas. No tienen obras propias ni vida comunitaria, viven solas o con sus familias, pero garantizan su fidelidad a los compromisos contraídos por medio de una profunda vida interior, de la formación, de encuentros fraternos, jornadas de retiro y vínculos estables con sus hermanas. El Instituto está presente en Europa, África, América y Asia. Tiene su sede central en Roma y su gobierno está organizado en tres niveles: mundial, regional y local. Cuenta con la garantía y soporte espiritual de un salesiano en calidad de Asistente Eclesiástico. Con motivo del 40 aniversario de presencia de las VDB en tierras antillanas, la Familia Salesiana agradece a Dios por este don suscitado por el Espíritu Santo para la Iglesia y el mundo, y por la fidelidad de cada Voluntaria en su esfuerzo de ser levadura con su testimonio reservado pero creíble.