La poesía se creció en defensa de la tierra y desde el llano a la sierra su canto la estremeció, pues si otro enmudeció el poeta no lo hará y su voz reclamará en defensa de la vida contra la mano atrevida que muy mal terminará.
Nuestras voces levantadas nos convierte en defensores del lar de nuestros mayores porque son tierras sagradas, las que han sido saqueadas por espíritus rapaces y por sus siervos voraces indignos de nuestro suelo que siembran el desconsuelo en estos predios feraces.
Los que adoran la riqueza y se olvidan de lo humano son de corazón profano: odian la naturaleza, actuando con tal vileza provocando destrucción merced a la corrupción que se doblega ante el oropues son hombres sin decoroni ética convicción.
Pero el verso no se rinde, ni el cantor será silente, pues lleva fuego en la frente y un alma que no se escinde; aunque el odio lo deslinde de este mundo en decadencia persistirá su presencia como un faro en la tormenta que a la injusticia se enfrenta con verdad y con conciencia.
Defiende el río y la flor el monte y la sementera, la nube que considera bendición desde el amor; alza firme su clamor por la madre que agoniza y su verso simboliza el grito de lo silente sembrando en cada consciente una esperanza que atiza.
Y si lo quieren callar¡ más fuerte será su canto!
porque el dolor y el quebranto no lo van a doblegar; seguirá para sembrar memoria y renovación brotando del corazón como espiga en el barbecho con su palabra al acecho de toda desolación.