8. SAN MIGUEL SIERVO DE JESUCRISTO

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La presencia de San Miguel Arcángel en los escritos de los Padres de la Iglesia no es demasiado rico, sino más bien modesto, por no  decir pobre. Básicamente, los primeros escritores cristianos se limitaron a breves comentarios, algunas palabras de comentario y modestas anotaciones sobre la figura y el servicio  de  mensajero de Dios, san Miguel. Generalmente lo hacían mientras leían cinco pasajes de la Biblia. Así fue  durante los primeros tres siglos de la Iglesia. El siglo IV trae algunos cambios. Es entonces cuando aparecen homilías especiales, discursos de alabanza e incluso pequeños tratados en honor al Arcángel Miguel. Las obras dedicadas a él se encuentran con mayor frecuencia en Egipto y Asia Menor, porque allí se estaba desarrollando el culto de San Miguel de una manera más excesiva. Allí también comenzaron a aparecer los primeros santuarios dedicados a él. Allí, en los calendarios de los cristianos, San Miguel tenía sus fiestas y formularios litúrgicos. Los autores de estas obras  no dudaron en atribuir múltiples funciones y tareas. Se referían con entusiasmo a los textos bíblicos y a toda la tradición bíblica, que conocían perfectamente.

Somos creaturas de Dios y los ángeles aman a Dios y a nosotros nos aman en Dios, por ser a través de los méritos de Jesucristo y en especial por el bautismo  Hijos de Dios. Y así  san Miguel, siendo un excelente  siervo de Jesucristo le sirve a él en nosotros, llenos del Espíritu de Dios. Por tal razón la tradición lo reconoce, dándole distintos títulos y atributos, como: Príncipe de los ejércitos de Dios, porque nos enseña a ser fieles a Dios y, porque que es un excelente guerrero de Dios en contra el satanás.  En la Sagrada Escritura lo definen como un Guerrero que lucha. También en  la tradición cristiana le atribuyen los títulos: Príncipe de los ejércitos Celestiales, el Capitán del ejército Angelical, Oficial de Dios. En las pinturas y esculturas está representado con armadura del caballero, con una espada de fuego y Satanás a sus pies. Lucha con humildad y obediencia contra el enemigo de Dios y de la gente: el Satanás y sus ángeles rebeldes. También fue denominado como el defensor de la Iglesia y los Cristianos, pues al igual que en el Antiguo Testamento san Miguel defendió al escogido Pueblo de Israel, del cual nació el Salvador del mundo, Jesucristo, así ahora es el guardián del nuevo Pueblo de Dios, la Santa Iglesia.   Y todo por una clara visión que le asegura la presencia ante el Trono de Dios. San Miguel tiene el  privilegio especial de servir ante el trono de la Majestad de Dios. De pie delante de Dios, alabándole, adorándole y de ahí viene su claridad. Otro atributo que ejerce siendo el siervo de Jesucristo, es el Patrón de buena muerte. Es considerado así, porque guía a las almas al cielo. En la liturgia por los difuntos del antiguo Misal Romano aclamamos: “Señor Jesucristo, libera las almas de los fieles difuntos de las penas del infierno y tú, san Miguel Arcángel, que anuncias Su santa voluntad  llévalos a la luz eterna” Y ahí no termina su rol, pues Jesucristo cuando derrotó el pecado, descendió a los infiernos y subió al cielo,  también en este espacio está  san Miguel acompañado a los difuntos. Este Arcángel tiene la tarea de recepción a través de la balanza el peso de las acciones buenas y malas de las almas, que están ante los pies de la corte de Dios. Por lo tanto, en muchas concepciones del iconográfico tiene la  balanza en la mano.

Además, conocemos el servicio de san Miguel con las historias de sus apariciones, desde donde viene también su gran culto y devoción.  Apareció en distintas ocasiones a aquellos, quienes lo han invocado en estado de gran necesidad, pidiendo su ayuda.

Un ejemplo extraordinario de esta ayuda y servicio a Jesucristo es la que San Miguel le brindó a santa Juana de Arco. Otros lugares de su aparición han sido Mont Michel, también en Francia, Monte Gargano en Italia, y Tlaxcala, México.

Aparte de estas manifestaciones visibles de este gran arcángel, se encuentran todas las manifestaciones y acciones en favor de los hombres y las naciones, siendo hijos de Dios.

San Miguel tiene un amor compasivo por los hombres y no hay ninguna sola alma que se encuentre lejos de su acción.

Hoy día, necesitamos esta gran ayuda de san Miguel y para por amenaza de la guerra mundial que fluye de Ucrania y de  tantos peligros que afrontan en diversos campos los cristianos. Se habla de 245 millones de cristianos perseguidos, en las naciones donde se persigue a la fe. Hoy más que nunca debemos pedir ayuda de este Arcángel para ser fieles, para confesar nuestra fe con valor y perseverancia en el amor a Cristo y servicio a su Iglesia.

San Miguel no permanece indiferente ante nuevas formas de seducción y rebelión que rodean a los cristianos, así que invoquemos a este gran amigo, defensor y fiel servidor de Jesucristo  ayuda en nuestra necesidad.

Padre Jan Jimmy Drabczak CSMA

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