El papa Francisco, comunicación, verdad y mentira

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Todos los días recibimos muchas noticias sobre el COVID-19: que son tantos los infectados, que el mundo se está acabando, que los muertos se cuentan por millones, que aquí no hay camas desocupadas en las clínicas y hospitales, que las pruebas están ya disponibles, que no se respeta el toque de queda, que en tal lugar no usan mascarillas… en fin, son tantos los datos que nos llegan, muchos contradictorios, que se nos dificulta determinar cuál es verídico.

Y como hay pánico colectivo, la gente acepta como válido todo lo que le llegue por cualquier medio, pues no hay res­puestas para tantas preguntas; entonces, jurando que hacen un bien y actuando de buena fe, promueven lo recibido como si fuera cierto y así continúa la cadena, ha­ciendo daño.

De mi parte, para más o menos creer en algo, lo primero que hago es buscar la fuente original. Y de todas maneras espero un tiempo prudente, observando en lo posible las reacciones ciudada­nas. Si noto lógica, lo ­valoro razonablemente, a sabiendas de que nunca faltan intereses que tienden a manipular la información.

Y son los periodistas los principales promoto­res, no los únicos, de que el público sepa lo que ocurre. Por ello me agra­dó el reciente mensaje del papa Francisco pidiendo un periodismo valiente, que acuda al encuentro de las personas y de las historias, que controle el “evidente” riesgo de las noticias falsas por internet, especialmente en tiempo de pandemia.

En su mensaje previo a la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales el próximo 16 de mayo, Su Santidad la­mentó que desde hace tiempo existe el riesgo de un aplanamiento en los “periódicos fotocopia” o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales, donde el género de la investiga­ción y del reportaje pierden espacio. También agradeció la valentía de tantos informadores que tienen “la capacidad de ir allá donde nadie va” para mostrar la realidad.

El que tiene acceso a la radio, televisión, perió­dicos impresos y digita­les, páginas virtuales e in­ternet,  es responsable de que se conozca la verdad, lo que en ocasiones implica enfrentar mentiras que contagian tanto o más que el virus. Tengamos bastante cuidado en estos días con lo que vemos, leemos y escuchamos, porque la verdad y la mentira, mayormente en época de crisis, a veces bailan juntas.

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