José y Tomás

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El Papa Francisco ha nombrado Obispo de la Diócesis de San Juan de la Maguana al padre Tomás Alejo Concepción, quien a la hora de su designación se desempeñaba como párroco en Nuestra Señora Fátima, de Bonao.

Sustituye a Monseñor José Dolores Grullón Estrella, quien por más de 25 años fue el pastor de esa Iglesia local donde dejó un trabajo tesonero y fecundo en bien de las comunidades de esa región sureña.

Le toca ahora al nuevo Obispo continuar esta obra del pueblo de Dios. Contará con el apoyo del Señor que le ha encomendado esta nueva misión, y con las manos solidarias del clero, religiosos, religiosas y un laicado comprometido, consciente cada vez más de su papel esencial en la construcción del Reino.

Le deseamos éxitos a Monseñor Tomás Alejo. Esperamos que así como en el Cibao supo cosechar el cariño y aprecio de la gente, también en el Sur le suceda igual. Una muestra de su trato afable hacia los demás lo comprobamos en la celebración del 25 aniversario de su ordenación sacerdotal, en agosto de 2018, cuando a la misa de acción de gracias ­celebrada en Bonao, le acompañaron siete obispos, ciento diez sacerdotes, ochenta religiosas y 30 diáconos permanentes.

Felicitaciones, estimado hermano, por tu vocación de servicio y gracias por ser el promotor número uno a nivel nacional de nuestro periódico CAMINO. José y Tomás, damos gracias a Dios por ustedes.

 

Cuidado con la presión

 

El Gobierno ha prolongado el toque de queda por 20 días más. La medida busca detener el número de personas contagiadas a causa del COVID-19. La decisión es salu­dable porque debemos evitar llegar a la situación de confinamiento total a la que ya algunas naciones europeas están llegando, debido a que relajaron las restricciones sanitarias de prevención y en algunos casos pensaron que la pandemia había pasado.

Aquí en nuestro país es necesario que las autoridades den prioridad a la salud de la población por encima de los intereses económicos, y sobre todo en esta época del año donde comienzas a soplar aires navideños. Sabemos de la presión que están ejerciendo algunos sectores para que en diciembre se disminuyan las horas del toque de queda.

Estemos claros, si ahora la indisciplina de amplios sectores de la sociedad frente al toque de queda, uso de mascarillas y el distanciamiento físico está llegando a niveles de ­libertinaje, ¿qué será cuándo en Navidad se eche la puerta por la ventana, con gente en jolgorio y un bacanal permanente? El descontrol social sería una catástrofe y las consecuencias de contagios y muertes, las vamos a lamentar.

Sugerimos al Gobierno escuchar las voces sensatas y prudentes para responder a la altura que demandan las circunstancias, frente a la realidad que nos ha traído el COVID-19