¿En qué e’ lo que tamo’?

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En estos días las autoridades de salud se han pisado los calca­ñales. Veamos. El 2 de septiembre dijeron que los fallecidos por Covid-19 cada día son más. El 4, que se tenía una semana sin muer­tes, pues los re­portados correspondían a fechas anteriores. El 6, que se estaba ya apla­nando la curva de afectados y fallecidos. Y en el boletín 174 publicado el 10 informa que los fallecidos en las últimas 24 horas fue de 25 personas. ¡Cuánto de­sea­mos salir de este callejón sin salida! Pero esos desatinos crean desconfianza y desobediencia ciuda­dana. ¿En qué e’ lo que tamo’?

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Junta Electoral independiente. El Congreso Nacional tiene por delante elegir los cinco jueces de la Junta Central Electoral y muchos piden y pro­meten elegir una Junta independiente. Por in­dependiente entienden que no pertenezcan a partido político. En el pasado, ya en la Junta como en la Suprema se dio el caso que presidentes, miembros de partidos, que renunciaban temporalmente al partido y daban a entender que actuando de esa manera dejaban de tener vínculos disciplinares e ideológicos con su partido. Pero el caso es que se puede ser miembro de partido político y te­ner un criterio independiente ligado a la verdad, a lo ético y lo le­gal y no sesgado a los intereses a veces espurios de su partido. Se­ría un gran paso. La gran conquista que te­nemos por delante es que haya miembros de partidos con criterio propio, independiente, fiel a la ley. ¡Ojalá! En pocas palabras, no necesitamos miembros in­de­pendientes de partidos sino personas comprometidas con la verdad.

“No decir palabra ociosa.” Septiembre es el Mes de la Pala­bra, de la Palabra de Dios, de la Biblia. Y recordamos, estudia­mos y meditamos la palabra creadora, libe­radora, consoladora, la palabra de vida eterna de Jesús según Juan 6,68. Pero para el fra­gor de nuestra vida diaria, bien nos sirve una admonición de san Ignacio de Loyola en el libro de los Ejerci­cios Espirituales, nú­mero 40, “no decir pa­labra ociosa”, no decir palabra que ni a uno mismo ni a otro apro­vecha, cuando el ha­blar es vano, según el decir popular: “pluma de burro.”

Los haitianos           necesarios. El tema haitiano es una angustia. Se habla bajo inte­rés o sin pensar. Pero el 3 de septiembre, Eliseo Cristopher, presidente de una confederación de empresas de la cons­trucción se sinceró. Dijo que la mano de obra haitiana ha ido desplazando a la dominicana y representa la mayor parte en el sector construcción, pero reco­noció que se debe regularizar según las leyes de migración. Doble sinceridad. La primera es que reco­noce su uti­lidad. Y la segunda que pide re­gularización. Sabemos que por buen tiempo empresas agrícolas y de construcción me­draron con su ilega­lidad.

1,462

dominicanos repatriados. Del 7 de enero a la fecha los Estados Unidos han repatriado 1,462 domi­nicanos después de haber cumplido condena por falsificación, fraudes, violacio­nes, secuestros, robos, in­cendios intencio­nales y la mayoría de los casos por tráfico de drogas. Los Estados Unidos son escuela de trabajo, de respeto a la ley, de participación ciudadana, de vida religiosa, de sentido de familia, y de “tigueraje”, hay gente para todo.

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