Hay un bajo relieve aterrador en uno de los edificios de las calles de Cracovia, muestra tres pares de manos. Un par de manos se doblan en oración y se dirigen hacia el cielo, el otro permanece en el gesto de manos caídas por impotencia y desesperación, y el tercero parece gritar en un lenguaje mudo: “Alemania, monstruosos criminales, no se librarán de su merecido castigo”. Hoy en día hay extrañas narraciones donde algunas personas empiezan a decir: “campos de exterminio polacos”. Cada vez hay menos testigos de aquellos tiempos de lo que hicieron alemanes. Las nuevas generaciones a veces son ignorantes a nivel de historia.

¿Entonces cómo fue? Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes tenían fábricas de crímenes. En total, en el Tercer Reich desde el 1 de septiembre de 1939 y entre los diecisiete países que ocupaban, organizaron unos 9,000 campos de exterminios de diversos tipos. Por los campos pasaron 18 millones de prisioneros de guerra y prisioneros de 30 países del mundo, de los cuales murieron unos 11 millones de personas. En Polonia había alrededor de 3,900 campos, en todos ellos había presos polacos. Además, había miles de cuarteles generales de la Gestapo en la Polonia ocupada, diariamente se llevaban a cabo ejecuciones y asesinatos.

Cientos de miles de jóvenes fueron sacados de las calles por los alemanes durante las llamadas redadas y transportados a las profundidades de Alemania para realizar trabajos forzados, robaban todas las propiedades. Los alemanes han destruido de manera sofisticada los logros de economía polaca. Desde 1939 hasta 1947 comparando las estadísticas resulta que desapareció 11 millones de polacos.  Seis millones asesinados por alemanes y los de más se dispersaron por el mundo entero. También los polacos hacían actitudes heroicas de hacia los judíos.

El premio del pueblo de Israel “justo entre las naciones” fue otorgado a 6,620 polacos y los colocó como primeros por ayudar a los judíos. Algunos historiadores creen que fueron muchos más quienes ayudaban de muchas maneras. Todo esto provocaba y provoca un grito: Oh, Dios, ¿dónde estas? ¿Dónde están tus ángeles?; ¿Tu corazón es inmune al dolor de las víctimas inocentes? ¿Y dónde están los ángeles de la guarda?; ¿No lloran ante esta terrible realidad?

Los ángeles vigilan, por mandato de Dios, que las lágrimas de los heridos sean cuidadosamente recogidas. ¿No se afligen los ángeles, por esto? No, sino que consuelan a los desesperados y los conducen por el camino de la salvación. ¿Los Ángeles sentían el olor de las cámaras de gas? No, sino que tomaban en sus brazos a las desdichadas víctimas y las llevaban ante el Señor. ¿Sintieron miedo al ver a los verdugos con el símbolo de “cráneo de un muerto”? No, pero sugerían las palabras de oración y perdón a las víctimas aterrorizadas, así actúan ángeles.  Además, Dios no es la causa del sufrimiento, sino el hombre incrédulo y los que sufrieron ya están en compañía de los ángeles en el cielo.