Por: Isabel Valerio Lora, MSc.              Email:isabelvlora@gmail.com

‟No hay jóvenes malos, sino jóvenes mal orientados‟. San Juan Bosco

Al llegar a los 13 años muchos hijos dejan de prestar atención a sus padres, parecen no escuchar y a veces hasta le ignoran. El origen de esa conducta no se debe a la adolescencia como antes se creía. Tiene una explicación científica que fue descubierta por profesionales de la Universidad estadounidense de Standford, ellos concluyen que el origen está en un cambio neuronal que se produce en el cerebro y es el responsable de ese comportamiento radicalmente nuevo en sus hijos.

El  estudio de la Universidad de Stanford sobre el cerebro de los adolescentes, publicado en el Journal of Neuroscience, prueba que la respuesta a ciertas voces cambia con el tiempo. A partir de los 13 años, la voz de la madre ya no genera la misma reacción neurológica y el menor se muestra más receptivo a voces menos conocidas. Los expertos aseguran que este cambio en la relación materno-filial está dentro de su proceso normal de maduración.

Cuando los adolescentes parecen rebelarse al no escuchar a sus padres es porque están programados para prestar más atención a las voces fuera de su hogar, dijo Vinod Menon, investigador  del estudio.

El doctor Daniel Abrams, quien también formó parte de la investigación, refiere que: Las voces son el sonido gratificante que nos permite sentirnos conectados, incluidos, parte de una comunidad y parte de una familia, Las voces son lo que realmente nos conecta. Los adolescentes están siendo ellos a partir de los 13 años, con  nuevos amigos  con quienes quiere pasar  tiempo, su mente está cada vez más sensible y atraída por esas voces desconocidas, razón por la que desatiende a sus padres.

Vinod Menon explica  que lo que han descubierto es una señal que ayuda a los adolescentes a relacionarse con el mundo y formar conexiones que les permitan ser socialmente hábiles fuera de sus familias. Es decir, de acuerdo con este nuevo estudio, un adolescente no deja de escuchar a sus padres de manera intencionada, sino que está desarrollando habilidades sociales.