La Navidad: Dios camina con nosotros en medio del dolor

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Hojuelas de Esperanza

Por Mary Esthefany García

En los hospitales es frecuente encontrar escenas que estremecen el corazón: enfermedades prolongadas, despedidas inesperadas, silencios cargados de lágrimas. Cuando la Navidad llega, parece difícil unir el canto de alegría con el llanto profundo. Sin embargo, la fe nos invita a levantar la mirada hacia Jesús, el Hijo de Dios, que eligió nacer en un pesebre, entre la sencillez y la pobreza.

San Lucas nos recuerda: “Hoy les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (Lc 2,11). Este anuncio no niega el dolor, pero lo ilumina. Jesús no vino al mundo rodeado de comodidades, sino compartiendo la fragilidad humana. Al contemplarlo, comprendemos que Dios no se aleja de nuestras noches, sino que las habita, caminando con nosotros en cada sala, cada cama y en cada espera.

Su nacimiento nos consuela, porque nos asegura que ninguna lágrima es inútil, y que aun en medio del sufrimiento, Dios sigue regalándonos esperanza.

Oración: Señor Jesús, Niño humilde, entra en nuestros hospitales, hogares y corazones. Abraza a quienes sufren, fortalece a las familias, y danos la gracia de descubrir tu presencia aun en la prueba. Que esta Navidad nos enseñe a confiar, a acompañar con ternura, y a esperar sin miedo, sabiendo que tu luz vence toda oscuridad, hoy, mañana y siempre, sosteniéndote con paz, fe y amor fiel, incluso cuando el camino se vuelve largo y silencioso. Recibe nuestra vida, sana nuestras heridas, y haznos signos vivos de tu compasión misericordiosa y eterna. Amén.