Es la función de un partido
organizar a la gente
en una opción diferente
de un sistema compartido
cuyo auténtico sentido
es la participación
de toda la población
en los asuntos de Estado
que tanto nos ha costado
en luchas a la nación.
Deben ser agrupaciones
abiertas y transparentes
con políticas coherentes
y serias proposiciones
que promuevan soluciones
para el común beneficio
siempre ejerciendo el oficio
bajo moral intención
sirviendo de contención
al accionar subrepticio.
Reciben las formaciones
grandes fondos del erario
y el costo presupuestario
para montar votaciones
suma miles de millones
para su realización
donde cada agrupación
recibe un recurso ingente
para mover a su gente
al centro de votación.
Con sus males y defectos
el modelo ha funcionado
y nos ha proporcionado
beneficiosos efectos
que demandan ser correctos
procurando la excelencia
en pos de la equivalencia
con países avanzados
de notables resultados
que nos sirven de experiencia.
No dejemos perecer
el esquema partidario
y tenga por corolario
(quizás) desaparecer,
debemos fortalecer
los sociales instrumentos
con éticos fundamentos
y mejores candidatos
echando a un lado los tratos
que nos eviten lamentos.