Por: Isabel Valerio Lora, MSc.
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‟ Los hijos adolescentes parecen los más difíciles de educar, pero si lo consigues, tus enseñanzas durarán para toda la vida″. Autor desconocido.
La adolescencia es una etapa de la vida en la que puede haber muchos traumas porque todas las inseguridades afloran. A los adolescentes hay que ponerles «muchos límites y también darles mucho cariño» porque de los doce a los diez y seis «les cambia todo, su cuerpo, su mente, van a empezar a tener emociones que no van a saber manejar y, con ello, inseguridades». Es un momento especial de cuidado y atención a las emociones, al cuerpo, a los vínculos con amigos y con sus padres. (Hernández, 2018).
En la adolescencia el rol de los padres es acompañar el proceso, con un clima emocional afectivo y cordial, estando firmes, fuertes y serenos. Para poner los límites, debe evitar la tensión, los gritos, la agresividad, entrar en discusiones o tener lucha de poder o perder el control ante sus hijos, porque los límites no se deben plantear como una amenaza ni como un castigo, sino como un medio para que los hijos aprendan a manejar sus cambios y crezcan saludables.
En la adolescencia se necesita de padres presentes física y afectivamente, que pueda ponerse en su lugar, siendo empáticos, que sepan manejar sus propios estados emocionales, para ayudar a sus hijos a gestionar los propios, deben tener desarrollado el don de la escucha y la comprensión, para poder mostrar verdadero interés en las cosas que les ocurren a sus hijos.
Durante la adolescencia, los padres tienen que ejercer de forma muy cautelosa su función, recordando que son padres de sus hijos no sus amigos; ayudándoles a entender que hay cosas que no pueden hacer o sitios que no deben visitar, con una autoridad creativa y positiva, generando seguridad. Ambos padres deben estar de acuerdo, en los límites que ponen a sus hijos, sin ser uno más flexible que el otro.
Es importante que el adolescente entienda el porqué del límite. Para eso es recomendable habilitar el diálogo, generar acuerdos y manejar opciones. Recuerde siempre tener límites claros y coherentes. Por escritos y con las consecuencias si no los cumplen.