CANTURREANDO

Arismendy Martínez

La meditación del Santo Rosario es una oración que nos lleva a repasar diferentes pasajes bíblicos y donde encontramos expresada la voluntad de Dios, Supremo Creador para con la humanidad.

La promesa de un Mesías, que sería el Redentor de la naturaleza caída, tiene vigencia en el vientre virginal de la siempre bienaventurada virgen María, pues, ella desató con su obediencia lo que Eva y Adán ataron con su desobediencia (Génesis 3: 3 – 6). El sí de María ante el anuncio del arcángel, inaugura la era mesiánica donde se pone de manifiesto la realización del plan salvífico de Dios (Lucas 1: 26 – 33).

Meditar el Santo Rosario, nos lleva a realizar un recorrido bíblico sobre las diferentes etapas de la vida de Jesús en la tierra. Jesús hecho hombre en el vientre de María; sus momentos de gozo, de dolor, de luz, de gloria, nos deben motivar para hacer de la meditación del Santo Rosario, una costumbre para familiarizarnos con la vida del Mesías.

La meditación familiar del Santo Rosario, nos ayudará a crecer espiritualmente, tanto en las relaciones familiares y comunitarias, pues es una forma de mantener vínculos fraternos como los tuvo la familia de Nazaret. Meditar el Santo Rosario, nos debe animar a conocer mejor los momentos cruciales en la vida de Jesús y María, pues desde el momento en que Dios le comunica a esta doncella, que ha encontrado gracias en su corazón para que sea la madre del Redentor, hasta nuestros días, le debemos veneración y respeto.

Ella inmaculada desde el vientre de su madre; Jesús portador de las Buenas Nuevas desde el vientre de María (Lucas 1: 39 – 45) es motivo espiritual, para que nos animemos cada día a meditar el Santo Rosario con la debida devoción espiritual que nos anima a conocer y vivir esos misterios de la vida del Hijo de Dios hecho hombre.

No podemos pretender conocer a Jesús, si dejamos de lado a su Madre, la siempre bienaventurada virgen María, eso sería un absurdo. Cómo podemos amar al Hijo y a la madre no; si antes que naciera ella, ya la había escogido Dios. Hagamos de la meditación del Santo Rosario, nuestra oración de cada día. En esta práctica sumerjamos a nuestras familias en los diferentes misterios del Santo Rosario, para alcanzar la protección y bendición de la Madre por excelencia, la siempre y bienaventurada, virgen María. Bendiciones.

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