Corrían los aires navideños, por allá por los años cuarenta del siglo y milenio pasado. El 25 de diciembre del año 1948, día precioso de la Natividad del Señor, y siendo las 10:00 am, de aquel bendito día, unían sus vidas estos jóvenes mozos, en la Iglesia Santo Tomás de Jánico, dedicada a Nuestra Señora de las Mercedes.
De Dicayagua Arriba llegaría montado en un mulo, secundado por sus familiares y amigos el joven de 26 años, Román de Jesús Batista Díaz, hijo de José de Jesús Batista Pérez y María Mercedes Díaz, esta última natural de Sabana Iglesia; y desde Dicayagua Abajo, también montada en su cabalgadura y acompañada de sus familiares y amigos, la joven de 24 años, Juana Lucía Vargas Pérez, cariñosamente Nana, hija de Pedro Vargas y Leonora Pérez.
Para esa fecha, gobernaba el país desde hacía 18 años, Rafael Leonidas Trujillo Molina, quien encabezó un régimen tiránico que como sabemos por la historia, estableció una época cargada de terror y espanto, por los múltiples asesinatos y desapariciones que imprimía dolor y temblor en esta amada tierra.
Solo por la radio de pila, que existía para esos momentos, se sabían noticias desde fuera del país de lo que estaba aconteciendo, cuyo final trágico fue el tiranicidio del llamado Benefactor de la Patria.
No obstante, estos jóvenes decidieron iniciar este proyecto de vida, contando con la gracia de Dios y los brazos siempre trabajadores de Román y las manos hacendosas de la joven Juana, fundando su casa en la propiedad de sus padres, que habían heredado de sus abuelos, Manuel Ramón Batista Tineo (don Chicho) y María Delfina Pérez Pichardo (doña Delfina), quienes ya habían emigrado tierra adentro en septiembre del año 1922 a Mata Grande, San José de las Matas con sus hijos más pequeños, debido a la sequía que históricamente se presenta por ciertas épocas en la comunidad de Dicayagua, cuyo río Dicayagua corre subrepticiamente, o sea por debajo de la tierra, hasta unirse al Yaque del Norte en las inmediaciones de Santiago.
Los Batista que nacimos en Mata Grande, San José de las Matas, somos descendientes de esta familia que se había fundado el 26 de noviembre de 1886 con la pareja de Chicho y Delfina.
Chicho era natural de Sabana Iglesia, pero se había mudado junto a sus padres a Las Charcas de Santiago, y de ahí pasó a fundar su casa solariega en Dicayagua Arriba al casar con Delfina Pérez.
Allí formaron una familia cristiana de 13 hijos que ha dado, hasta el momento, una docena de consagrados al Señor, entre ellos los sacerdotes Juan de la Cruz Batista (nieto) y Pedro Alejandro Batista (bisnieto). Los Hermanos jesuitas Pedro Antonio Batista y Pedro Pascual Batista (fallecidos); las Hermanas Sanchinas Sor Magdalena Batista Rodríguez y Sor Leticia Batista Rodríguez h.c.c.s. y su otra hermana sor Filomena Batista Rodríguez fma; además de sus sobrinas Sor María Inés Batista Pérez h.c.c.s, Sor Victoria Aybar Batista y su otra hermana Luisa Aybar Batista.
Por el lado de otro de sus hijos, Clodomiro Batista, casado con Roselia Núñez, tuvieron dos hijos consagrados al Señor, el hermano Eligio Batista Núñez sdb y su hermana María Luisa Batista Núñez h.c.c.s. (difunta).
En ese contexto histórico, geográfico, social y religioso, nacen los hijos de este matrimonio que este 25 de diciembre de 2018 cumplieron 70 años de vida matrimonial. La frondosa prole de esta unión se compone de los siguientes hijos: Eusebio, Mercedes, María, José Valentín (Chelo) ya difunto, Marina, Andrea, Brinio (Bin), Nidia, Edita (ya difunta), Brígida, Pedro y Luz.
Debido a razones económicas, el primero en emigrar es Román, y luego que tiene todos sus hijos en New York, invita a su esposa Juana (Nana) a residir en Estados Unidos, país que los recibe con los brazos abiertos, adjunto a todos sus nietos que nacieron y viven allí.
Estos esposos son un testimonio del amor de Dios, manifestado en la familia formada en virtudes y valores humanos y cristianos. Este es el mejor legado que dejarán a sus hijos, nietos y bisnietos, cuando el dador de todo don, los invite a pasar al banquete eterno de la gloria celestial.
Felicidades y muchas bendiciones sean derramadas en ustedes y sus descendientes, desde el día que se prometieron mutuo amor y fidelidad ante el ministro en el altar de la parroquia Santo Tomás de Jánico, hace 70 años.