Otra vez el calendario

registra el mes de febrero 

mes corto, más no ligero

porque fechó aquel calvario

que cumplió bicentenario:

la ominosa ocupación 

convertida en invasión 

de nuestra parte oriental 

un hecho trascendental 

del que surgió la nación. 

La Española le llamaron

a este terrón caribeño

asumiendo ser los dueños 

del suelo que conquistaron

y a cuyos hijos diezmaron

sin piedad ni distinción 

llevando hasta la extinción 

aquella raza nativa

por la que otra cautiva

sirvió de repoblación.

De Europa, otras potencias 

posaron sus grandes sus ojos

y desmedidos antojos 

abrieron sus apetencias 

trenzándose en competencia

por esta lejana tierra

que los condujo a la guerra

y terminó en división: 

cada quien con su visión 

a su posesión se aferra.

Dos pueblos, dos sentimientos, 

dos culturas, dos naciones 

de distintas tradiciones

surgieron de esos tormentos

y unos caudillos sedientos 

con la excusa antiesclavista

se dieron a la conquista

de la parte que era hispana 

y emergió dominicana

en la gesta febrerista.-

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