Simón de Cirene 

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La lectura del evangelio de la pasión en este Domingo de Ramos, este año, nos llega de la mano de Marcos 14,1-15,47. Recordemos que Marcos es el primer evangelio que se escribió, años 60-70 d. C., tal parece que anterior al evangelio habían muchos materiales sueltos y colecciones sobre las parábolas, los milagros y dichos o frases de Jesús, que pululaban en medio de las primeras comunidades cristianas, y tal parece que hacia el año 35 d.C., en la comunidad de Jerusalén se compuso un primer relato de la pasión, al cual los estudiosos llaman hoy ‘Relato pre-marcano de la pasión’. Entonces Marcos decide bajo el nombre de evangelio hacer una biografía sobre Jesús y al mismo tiempo llevar unas catequesis a su comunidad, uniendo todos esos materiales sueltos y colecciones junto al relato de la pasión bajo el nominativo de Evangelio, que significa: Buena Noticia.

 Más adelante hacia el año 80 d. C., Lucas y Mateo escribirán teniendo como fuente a Marcos o al decir de algunos: hacen una relectura de Marcos a la altura de las nuevas circunstancias de las comunidades cristianas.

La cuestión es que en el relato de la Pasión y Muerte de Jesús se menciona a un personaje cuya participación es breve, pero ha sido muy significativa, sobre todo a nivel espiritual; se trata de Simón de Cirene (Mc 15,21-22; Mt 27,32,33 y Lc 23,26). El nombre Simón tal parece que era muy común entonces, pues muchos personajes cercanos a Jesús lo poseían, pero ya que en aquel tiempo no existían los apellidos de hoy sino que la gente se identificaba por su nombre y el nombre de su padre, como Jesús el hijo de José, Santiago y Juan hijos de Zebedeo, etc., o por el lugar de donde procedían; Jesús de Nazaret, y en este caso Simón de Cirene, al parecer procedía de Cirene una colonia griega en la costa del norte de Africa, que fue provincia romana, donde vivían muchos judíos, desde donde al parecer procedía este Simón.

 ¿Por qué estaba Simón de Cirene en Jerusalén?, tal parece que no era de visita, como muchos judíos de la diáspora o helenistas que venían por lo menos una vez al año o una vez en la vida a Jerusalén, pues dice que viene del campo y que era el papá de gente a quienes la comunidad de Jerusalén, donde se escribe el relato conoce. 

Recordemos que el relato que da estas explicaciones es el de Marcos, no así Mateo y Lucas, pues a ellos no les interesa este dato ya que sus comunidades son distantes de Jerusalén, pero Marcos que toma de la fuente propia del relato se mantiene fiel a él, y tal parece que los nombrados: Alejandro y Rufo eran miembros de la comunidad cristiana jerosolimitana, de ahí que esta tradición que relata este hecho se conservara y se transmitiera enseguida, o conocidos por los miembros de esta.

Si Simón de Cirene venía del campo, tal vez la curiosidad del espectáculo le llevó hasta allí, en el momento en el que el condenado había llegado al límite de sus fuerzas, y como las tropas romanas tenían el derecho de pedir cualquier servicio,  este le tocó en ese momento a nuestro Simón de Cirene.

 De todo esto se desprende una carga y reflexión espiritual que ha recorrido toda la historia de la Iglesia y llega a nosotros: que si estamos llamados a colaborar con Cristo en su misión en el mundo, que no debemos cargar nuestras cruces y la de los demás obligados sino espontáneamente. Que debemos tener disponibilidad para el servicio en el camino de la fe, etc., pero tal vez la más interesante es la que  invierte los papeles, en el sentido de que Cristo se torna nuestro cirineo para ayudarnos a llevar nuestra cruz, o cruces de cada día.