Padre Jan Jimmy Drabczak CSMA

Como criaturas puramente espirituales, los ángeles tienen inteligencia y voluntad. Son criaturas personales e inmortales (cf. Lcv 20,36). Superan en su perfección a todas las criaturas visibles,como lo demuestra el esplendor de su gloria, descrito en la Sagrada Escritura en muchas imágenes y símbolos maravillosos, que están destinados a ayudarnos a captar y comprender lo que es invisible y sobrenatural. 

Vale la pena citar aquí la extraordinaria experiencia del encuentro con el profeta Daniel con la criatura del mundo celestial: “El día vigésimo cuarto del primer mes estaba a orillas del gran río Tigris. Al levantar los ojos, vi a un hombre vestido de lino que llevaba un cinturón de oro brillante. Su ​​cuerpo parecía de piedras preciosas, su rostro tenía el aspecto del rayo; sus ojos eran como lámparas encendidas, sus brazos y sus piernas brillaban como el bronce bruñido y sus palabras resonaban como el estruendo de una muchedumbre” (Dn 10, 4-6).

Daniel hace un enorme esfuerzo por transmitir el esplendor y la majestuosidad sin precedentes de esta figura celestial con la ayuda de pobres palabras humanas. La esencia (criatura) que aquí se manifiesta toma la forma de un humano, cuyo cuerpo se parece al topacio, un noble mineral transparente de color dorado. Sus ojos son como una antorcha encendida y su rostro es tan brillante como un relámpago. Sus manos y pies brillan como una barra de cobre pulida, en cambio, su voz suena como el clamor de una multitud innumerable.

Esta descripción es similar a un fragmento de una visión que tuvo el profeta Ezequiel, quien también vio a un ser sobrenatural en forma de hombre. Esta criatura irradiaba un resplandor extraordinario, ya su alrededor había algo que parecía fuego (Ezq 1, 26-28). Vale la pena señalar que el profeta Daniel se había encontrado previamente con un ángel en forma de hombre, que luego resultó ser el arcángel Gabriel (Dn 8, 15-17). Las descripciones bíblicas de los visitantes extraordinarios antes mencionadas, tienen como objetivo no solo decirle al destinatario que son ángeles, sino también mostrar que vienen de Dios con una misión sabia y claramente definida.

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