Por. José Jordi Veras Rodríguez.

Hace poco en conversación con una abogada y comunicadora amiga, nos planteábamos el por qué se ha degradado tanto la sociedad dominicana.

¿Cómo es posible que veamos con tanta frecuencia padres de familia abusando sexualmente de sus hijos?

¿Cómo vemos tantos jóvenes metidos ya en el ámbito delincuencial y no siendo críticos de este mismo sistema que les ha privado de sus oportunidades?

¿Cómo hemos llegado a que para salir a las calles a cualquier hora por lugares tranquilos y sin mucho tránsito, tengamos temor por la delincuencia?

¿Cómo es posible que ya una parte de los que transitan en motores, lo hacen por calzadas, privando al transeúnte de una vía segura?

 ¿Cómo es que los partidos políticos eligen sus candidatos a diferentes posiciones para que luego salgan ligados al sector del crimen organizado o de corrupción?

¿Cómo el respeto a darle paso a los demás es cada vez más escaso y poco común?

¿Por qué tanta violencia en las calles y en la manera en qué respondemos a los demás?

Son muchas las preguntas que deberíamos estar haciéndonos de forma constante todos nosotros, los que formamos parte de este conglomerado social.  Porque quizás puede pensarse que todo cuanto ocurre es algo normal o es que ya está normalizado y nos hemos acostumbrado a este desorden organizado, y eso sí es peligroso.

Que nos hayamos acostumbrado ante este sistema en que nos manejamos, que todo bien público puede ser objeto de trampa, corrupción y malversación. 

Que a pesar de lo que hemos visto en estos tres años, como el Ministerio Público, ha buscado sancionar a quienes del gobierno pasado supuestamente abusaron de las posiciones que ostentaban para llevar  a cabo acciones reprochables desde todo punto de vista.  Pero que a pesar de ello, acorde a las auditorías de la Contraloría General de la República actual, existen Ministerios que han actuado de espaldas a las normas legales y la buena ética, y quieren decir que son “pequeñas irregularidades”. Entonces, esto nos dice, que se ha aprendido poco de las lecciones mostradas.  

Hace unos días, el Padre Maza, escribió un artículo, titulado, “Invitación a recapacitar”, en los siguientes términos: “Ya el 27 de Febrero del 2012, en los números 32 y 35 de su mensaje, nuestros obispos calificaban de “peligrosa” la situación de la política partidista dominicana, por la falta de transparencia, la “peligrosidad del dinero sucio” “y en la que la democracia interna de los partidos se encuentre secuestrada por una oligarquía partidaria”. Ésta fue una de sus propuestas: “…abrir el horizonte de la participación a las nuevas fuerzas emergentes y al liderazgo renovado, que no necesariamente se puede encontrar en los grandes partidos políticos tradicionales”. “Pedían que líderes con “un auténtico espíritu de servicio desinteresado a la Nación, planteen una mejor plataforma política con una visión clara de lo que significa gobernar un país con sentido de justicia y teniendo como norte el bien común, ofrezcan un programa de gobierno que responda a las más urgentes necesidades del pueblo, y sobre todo, que puedan exhibir en su hoja de vida social, pública y privada, una mayor coherencia con los principios éticos y morales, particularmente, lo que tiene que ver con la honradez, el trabajo y la disciplina”. 

El analizaba, si seremos capaces de reflexionar, a propósito de un pedimento de los obispos hecha en el año 2012, en la práctica política de entonces y ahora seguimos viendo mayor degradación en ese ámbito.

Entonces, bien valen toda la preocupación señalada a modo de preguntas.  Y habría que preguntarnos: ¿Realmente deseamos reflexionar ante el sistema social en que vivimos?  Cada quien tiene una responsabilidad que asumir, así como cada institución pública y privada.  ¿Lo estamos  haciendo?