Por ese amor infinito …

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Vida, pasión y muerte

y al final: ¡resurrección!

es la más grande lección 

que a la humanidad subvierte

como mensaje que advierte 

del Reino el advenimiento 

venciendo el cruel sufrimiento 

al que se vio sometido 

por un mundo fementido

de la redención sediento. 

En el vientre de María 

fue sembrada la simiente 

y aquella sierva obediente 

a Jesús alumbraría,

el mismo que cargaría

la cruz de la redención 

que, por divina intención,

cual Mesías encarnara 

y con su sangre abonara 

del pecado la expiación.

Del Señor fue su emisario 

para que el Reino anunciara

y, hecho hombre, denunciara

con su verbo lapidario 

al injusto y al sectario

al cruel y al que mal gobierna

anunciando vida eterna 

y no en el mundo habitual 

que la vía espiritual

es transformación interna.

Por San Juan fue bautizado

siendo niño predicó 

los panes multiplicó

Lázaro resucitado;

muriendo crucificado

(porque así estaba escrito)

y al cielo elevó su grito

perdonando a los malvados 

para que fueran salvados

por  ese amor infinito.-