“Pero las piedras son frías 

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y le interesaba calor y alegría 

las joyas no tenían alma

sólo eran espejos

colores brillantes …”

-Canción del Elegido,

Silvio Rodríguez-

Entre el oro y la paz

El alma de los humanos

guarda tantos sentimientos 

pacificos y violentos 

religiosos y profanos

generosos o malsanos 

para el bien o la maldad 

la injusticia o la piedad

que marcarán nuestras vidas 

marcadas o bendecidas:

nuestra personalidad.

Cuando al mundo un niño llega

es blanco su corazón 

no conoce la razón 

de aquella profunda entrega 

del amor que no delega

ese cariño materno

tan profundo como eterno

que es simiente que florece

en la medida que crece

por ser vínculo fraterno.

Pero, además del afecto

el cuidado y la atención 

debe haber una intención 

para que sea un ser recto

que haga siempre lo correcto 

y no lo que le conviene

que el poder nunca lo aliene 

ni le nuble la conciencia 

o lo embargue la violencia

al proteger lo que tiene.

El que actuemos con nobleza

con el ejemplo se aprende

y es un retoño que prende

cual flor en naturaleza 

porque la mayor riqueza

que atesora una persona

no es el oro ni corona

que alimenta lo rapaz

es el amor y la paz

de un corazón que perdona.-