Jesús sufrió la traición del discípulo que lo vendió y del discípulo que lo negó. Fue traicionado por la gente que lo aclamaba y que después gritó:  ̈Sea crucificado ̈… Es terrible cuando se descubre que la confianza depositada ha sido defraudada. Nace tal desilusión en lo profundo del corazón que parece que la vida ya no tiene sentido. ̈

Al comenzar este domingo la Semana Mayor, con el Domingo de Ramos, debemos pensar en estas palabras del Papa Francisco, pronunciadas en la Cuaresma del 2020 y ver cuáles son nuestras traiciones actuales.

Estamos cayendo en un relativismo que espanta, en donde todo da igual, no importando los medios utilizados para alcanzar nuestros objetivos. De ahí que algunos vean como algo normal, lo que jamás podremos aceptar como válido.

Vemos cómo miembros de la clase política han hecho de la corrupción un estilo de vida, traicionando a nuestro pueblo, impidiendo con su conducta que se vayan solucionando los problemas de salud, vivienda, desempleo y otros que venimos arrastrando desde décadas, aumentando así las penurias de los empobrecidos.

Es hora de aprovechar estos días de la Semana Santa para hacer un alto en el camino y revisar con sinceridad por qué seguimos fallando y tomar la firme decisión de transformar nuestras vidas.

Recordemos que los creyentes estamos llamados a llevar luz a este mundo que presenta tanta oscuridad: violencia, guerras, individualismo y otros signos de muerte, que nos llevan al abismo.

No sigamos traicionando a Jesús, quien es el Camino, Verdad y Vida porque solo así tendremos la sociedad más justa y fraterna que anhelamos.

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