Obispo y autoridades

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El ser obispo supone re­lación con toda la sociedad y, especialmente con sus autoridades. Gracias a Dios, he podido mantener cordia­les relaciones con todas las autoridades; nunca he reci­bido de ellas sino respeto y espíritu de colaboración. Naturalmente, este trato ha sido más cercano con las autoridades municipales y locales; los Alcaldes y las y los Regidores han sido siempre receptivos y bue­nos colaboradores de la Iglesia.

Debo decir que a los cuatro años de episcopado dejé de conducir fuera de Baní; desde el año 2002 tenemos chofer del obispo (Juan Ramón González, conocido como Tito, quien colabora también con noso­tros en varios servicios de mantenimiento). Y lo tene­mos porque el Ayuntamien­to de Baní paga la mayor parte de su salario. Subsis­timos porque, así como lo hace el Ayuntamiento de Baní, también otras instituciones y personas colaboran con el Obispado y con las parroquias. Pero todavía pasamos mucho trabajo, y algunas parroquias de la Diócesis a duras penas proporcionan el sustento de su sacerdote.

Y para la adquisición de vehículos, ni qué decir. Solo la prolongada y gene­rosa ayuda de Adveniat –institución de los Obispos y los católicos alemanes– y en menor escala, de otras instituciones, hace posible que tengamos transporte para las tareas pastorales.

Aparte del quehacer pastoral y netamente espiritual, ha sido para mí un rompe­cabezas el tema de la infra­estructura material de la Diócesis. Poco a poco va­mos caminando, pero faltan todavía, por ejemplo, mu­chos templos y capillas y centros comunitarios. Por supuesto, se trata de una diócesis joven.

Pero, a pesar de ello, ha sido una alegría extraordinaria la inauguración (23 de abril del 2008) del edificio del Obispado y la restaura­ción de la Catedral y zonas aledañas, realizada por el Gobierno encabezado por el Presidente, Dr. Leonel Fer­nández. Fue, sin lugar a dudas, un paso gigante en este proceso de crecimiento de la Diócesis de Baní.

En el camino de la consolidación institucional, ya el Gobierno encabezado por el Presidente Hipólito Me­jía, había hecho su signifi­cativo aporte, tanto para el edificio del Obispado como para la Casa Diocesana Nuestra Señora de Regla, así como también para el fondo patrimonial de la Diócesis de Baní. Pero es como dije más arriba, hay aun muchas obras esperando por su realización.

Templos bien construidos, en Baní, por ejemplo solo estaban la capilla del Colegio N. S. de Fátima y la Catedral. Luego, gracias a la perseverante iniciativa de un grupo de fieles se cons­truyó la hermosa capilla dedicada a San José, en la parte suroeste de la ciudad.

El templo parroquial de la Santa Cruz (pueblo arriba), techado con zinc viejo y oxidado, espera mejorar algún día, y el Párroco está empeñado en ello. La recién creada Parroquia N. S. del Carmen espera la termina­ción de su templo, iniciado creo que en la década de los setenta. En San Cristóbal esperan por igual dos tem-plos: Madre Vieja y Santa Rita; y San Gregorio de Ni­gua no tiene templo, solo la diminuta capilla colonial. Otros esperan en Villa Alta­gracia…

Ha de saberse que en una ocasión fui personalmente con ingenieros del Gobierno a varios de estos lugares. Y de alguno de esos templos me pusieron hasta fecha para su inauguración… Hubo una buena iniciativa de la Oficina Su­pervisora de Obras del Esta­do para construir un consi­derable número de capillas y otros centros comunita­rios y eclesiales en las tres diócesis del Sur. Se entregaría mensualmente una de­terminada suma, y un equi­po de personas, encabezado por el obispo, determinaría y dirigiría la construcción de dichas obras.

Vista la gran necesidad del Sur, en esta área, la cosa era perfecta. Luego se le ocurrió a alguien proponer la ampliación del proyecto a todo el país, y le dije que saldríamos perdiendo. Y así fue: lo que estaba destinado a ser un proyecto significativo, se quedó, –a duras penas– en unas cuantas obras.

Mirando hacia el futuro de la región, sostuve reu­niones con personalidades de San Cristóbal, y he trabajado permanentemente con la Fundación de Desarrollo de Baní presidida muchos años por Don Luis Manuel Tejeda Pimentel y luego por el Sr. Abigaíl Soto (Presi­dente) y el Arq. Manuel Mi­niño (Vicepresidente).

Todavía estamos a la espera del resultado de tanto esfuerzo en favor de magníficos proyectos, como lo es el de la playa de Los Corba­nitos.

También ayudé en la medida que pude, y siempre estuve al tanto de la obra realizada por el Padre Luis Quinn en la zona de Ocoa, especialmente a través de la Asociación para el desa­rrollo de San José de Ocoa (Adesjo), popularmente conocida como La Junta.

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