Monseñor José Amable Durán Tineo: Nuevo Pastor que nos regala el Señor. ¡Estamos Alegres!

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Monseñor José Amable Durán Tineo:

Nuevo Pastor que nos regala el Señor. ¡Estamos Alegres!

El pasado sábado 12 de septiembre, en la Catedral  Metropolitana  de Santo Do­mingo, fue celebrada la so­lemne ordenación episcopal de Monseñor José Ama­ble Durán Tineo como nuevo Obispo Auxiliar de la Arqui­diócesis de Santo Domingo,  por imposición de manos y plegaria de ordenación de Monseñor Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo de Santo Do­mingo, fungiendo como Obispos Coordenantes Monseñor Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez, Ar­zo­bispo de Santiago de Los Ca­balleros y Mons. Héctor Ra­fael Rodríguez, M.S.C, Obis­po de la Dió­cesis de La Vega.

Tuve la dicha de formar parte de la promoción de se­minaristas menores que jun­to a Monseñor José Ama­ble, apenas bordeando la adolescencia, ingresamos a “nues­tro dulce hogar consa­grado junto al verde Licey”, el Se­mi­nario San Pío X, el 4 de septiembre del año 1986. Se han cumplido en estos días, precisamente, 34 años de aquel feliz momento que marcó nuestras vidas para siempre, sin importar luego, los distintos caminos de rea­lización humana y profesio­nal por los que el Señor Jesús, en sus insondables de­signios, nos ha conducido.

Desde entonces, comenzamos a admirarle y respe­tarle por su entereza de ca­rácter, su disciplina, su amor al trabajo, su responsabilidad en el estudio, su humildad, su profunda pie­dad y su cultivo de la fraternidad. Esto, lisonja aparte, sólo para significar que la iglesia do­minicana estará bien ser­vida, desde su ministerio episcopal, con este digno hijo de San José de las Matas, tal como ha sido a lo largo de sus veinte años de presbiterado.

Así lo significa el Papa Francisco en el mandato apostólico de su elección epis­copal, al señalar que: “nos hemos fijado en ti, que­rido hijo, para confiarte este oficio, pues cuentas con el carácter, las virtudes, la doc­trina y la experiencia pastoral necesarias”.

Una hermosa anécdota contada por Monseñor José Amable en su discurso de agradecimiento, y que todos recreamos emocionados, especialmente sus excompañeros del Seminario San Pío X, resalta cómo el Señor va prefigurando y modelando nuestro destino, manifestándose en detalles que por su sencillez parecen pasar inadvertidos.

En una de sus visitas a su hogar, su Señora Madre (Q. E.P.D), le colgó en el pecho un crucifijo de madera que destacaba por su tamaño. Era la expresión del sincero de­seo de que su hijo, que apenas iniciaba el Semina­rio, alcanzara un día la gracia del sacerdocio. A partir de su re­greso, sus compañe­ros no le llamábamos por su nombre, sino por el de “Monseñor”. ¡Qué grata sorpresa nos ha dado el Señor, haciendo realidad lo que era una broma ingenua entre compañeros adolescentes!

Oramos confiados junto a todo el pueblo de Dios por la fecundidad del ministerio episcopal de nuestro querido Monseñor José Amable Du­rán, a fines de que pueda ha­cer suyas siempre las pala­bras de San Agustín: “para ustedes soy Obispo, con us­tedes cristiano”.