Mons. Valentín Reynoso (Plinio), msc

Primera entrega

El pasado 15 de agosto 2021, se inició el Año Jubilar Altagraciano en la República Dominicana para conmemorar los Cien Años de la Coronación Canónica de la Imagen de Nuestra Señora de la Altagracia.

Mons. Tomás Morel presidió la apertura en la Parroquia Santuario Ntra. Sra. de la Altagracia, en representación de Mons. Freddy Breton, Arzobispo en esta Arquidiócesis de Santiago.

La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) ha querido que, con motivo de esta conmemoración, una réplica de la imagen original que se venera en la Basílica de Higüey, recorra la geografía nacional, parroquia por parroquia, en las 11 diócesis del país, para ofrecer la oportunidad a nuestra gente “de a pie” y al pueblo en general, de conocer más de cerca la Imagen de la Basílica de Higüey, con ocasión de su visita en todas las parroquias en cada diócesis. Con esta finalidad doce réplicas recorren las diócesis, incluido el Vicariato Castrense.

La Carta Pastoral de los obispos, con motivo de la fiesta de la Altagracia de enero 2021, anunciaba la celebración del Año Jubilar y trazaba las directrices a seguir según lo que se había proyectado celebrar, en espera de la aprobación de la Santa Sede. (Cfr. Carta Pastoral de la CED, 2021.N°2).

En dicha carta, los obispos llamamos a los feligreses a vivir con júbilo estas celebraciones diocesanas que culminarán, con un evento nacional en Agosto 2022.

La peregrinación de la Imagen es una invitación para que también todos nosotros, -devotos y peregrinos-, nos movilicemos con la Imagen de la Virgen como pueblo creyente, devoto de la Altagracia, para manifestar a la Virgen nuestro amor y filial devoción, con motivo de este memorable acontecimiento nacional. La Virgen María es peregrina de la fe en su experiencia de llamada por Dios, de madre, de discípula y seguidora de Jesús. La Vida de María en sus experiencias como madre, discípula y seguidora de Jesús, se despliega fundamentalmente en momentos de gozo, de luz, de dolor y de gloria, siguiendo el ritmo de los misterios de la vida de Jesús que con templamos en el rezo del Santo Rosario. 

Segunda entrega

Nos Puede ayudar a profundizar esta dimensión de peregrina de la fe, la meditación sobre tres Rasgos de la Personalidad de María. Siguiendo su itinerario de madre y discípula de su Hijo, encontramos en María: 

  • Una Mujer de Fe 

Desde Nazaret a Belén, pasando por la huida a Egipto y el retorno a su pueblo natal, la búsqueda del niño perdido y la vida oculta de su crecimiento, la pasión y la muerte de su hijo hasta el Pentecostés, María demostró en todo momento un perfil de mujer de fe que supo buscar en todo la voluntad de Dios en su propia vida y en los acontecimientos. 

  • Una Mujer disponible 

Si volvemos a Lucas 1,26-38, para releer y meditar el tema de la Anunciación, tratando de descubrir su actitud ente la propuesta de Dios, encontramos que su Fiat, su hágase, es el exponente más elocuente de su disponibilidad. 

  • Una peregrina de la fe 

Como peregrina de la fe, María nos enseña a encauzar nuestras vidas por la senda de la fe, para saber descubrir el designio de Dios en la vida y en los acontecimientos. Las palabras de Isabel: “Dichosa tú, por haber creído que en ti se cumplirán las palabras del Señor” (Lc. 1, 45), describen su perfil de Mujer de fe y esperanza, que supo depositar toda su confianza en las promesas del Señor. (Lecturas recomendadas: Lc. 1, 39-45; Lc. 2, 1-19; Lc. 2, 22-40). Estos textos revelan el secreto de esta vida, sumida desde la fe en el misterio de Dios y abierta incondicionalmente a su santa voluntad. 

La actitud de María ante el crecimiento de su Hijo y los acontecimientos que la rodearon, nos indica claramente que nadie ha conocido como Ella la profundidad del misterio de la vida de su Hijo. 

La peregrinación de la Imagen de la Altagracia por todo el territorio nacional, es una imitación a vivir nuestra vida, como una peregrinación de la fe, a imitación de María. Nuestra vida es también una peregrinación de la fe en la vida cotidiana.

En la Arquidiócesis de Santiago, la peregrinación de la Imagen comenzó en la Iglesia de la Altagracia, Santuario parroquial de la Ciudad Corazón y lugar designado por Mons. Freddy Ant. de Jesús Bretón M., Arzobispo Metropolitano, como el Centro de las peregrinaciones arquidiocesanas en el Año Jubilar.

El Arzobispo recibió personalmente la Imagen de la Altagracia, presidió la celebración de acogida y envío del cuadro de la Altagracia a peregrinar por toda la arquidiócesis hasta el próximo año 22 y explicó a los fieles el sentido de este año dedicado a la Altagracia, el significado de la visita de su imagen por las parroquias y las condiciones para alcanzar las Indulgencias que el Santo Padre Francisco nos ha concedido, con motivo de esta celebración extraordinaria del Año Jubilar.

La presencia multitudinaria de fieles, reunidos en la parroquia de la Altagracia el pasado domingo 9 de octubre nos recuerda ‘en miniatura’ la gran concentración de files en aquel día de la coronación de la Imagen en Santo Domingo en 1922. (Cfr. Carta Pastoral de la CED, N°13).

Este evento del envío de la Imagen de María es una expresión de lo que ya estamos viviendo: el año de preparación a la Celebración del Centenario de la Coronación de la Imagen en 1922. La Iglesia que peregrina en la República Dominicana está en estado de peregrinación en señal de lo que ella misma es: peregrina de la fe como la Madre de Jesús y Madre nuestra.

Que la Virgen de la Altagracia nos lleve al Corazón de su Hijo, nos alcance las gracias necesarias para crecer en santidad, fraternidad, servicio a nuestros hermanos y nos libre de la pandemia del Covid.

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