Los dos ladrones: Revoltosos contra Roma

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Es enternecedor el relato del buen ladrón que crucificaron junto a Jesús en el momento de la pasión según Lucas 23,39-43, cuando aquel reconoce el mesianismo y realeza de Jesús y así, según los místicos, el ha­ce su último robo, que es robarle el corazón a Jesús o robarse el paraíso.

Sin embargo la tradición de que crucificaron al lado de Jesús dos sal­teadores o ladrones es común a los cuatro evangelios (Mt 27,37; Mc15, 27; Lc 23,33 y Jn 19,18). Marcos y Mateo dicen que en un momento estos se burlan de Jesús (Mt27,44 y Mc 15,32b), junto con la gente que estaba por allí, y Lucas (23,39-43), dice que uno le insultaba mientras el otro se redimía; Juan no dice nada en cuanto a esto de la burla.

Es posible que la tradición de Marcos y Juan sea la más antigua, la cual Lucas toma de Marcos y amplía tomando en cuenta alguna tradición propia, encontrada por él. También los apócrifos al parecer igual que Lucas la amplían y hasta llegan a darle nombre a los ladrones, relacio­nándolo incluso con pasajes también apócrifos de la infancia de Jesús.

Los cuatros evangelios hablan de salteadores, malhechores, ladrones. Para la época, el castigo de la cruz no era para simples individuos con estas acusaciones como las entendemos hoy. Era un castigo ejemplar ante el cual se hacía uso de toda una logística que conllevaba soldados y recursos.

Recordemos que la crucifixión fue un castigo dado a conocer por los persas del siglo VI a. C., y que los romanos en su tiempo populari­zaron. Este era un castigo ejemplar para esclavos, rebeldes, gente de peligro para el Imperio. Recordemos como tras la rebelión del famoso gladiador Espartaco, el general que le derrotó crucificó a todos sus se­guidores a través de la vía apia, y si a Jesús la acusación de los miembros del Sanedrín ante Pilatos de que este se proclamaba Rey, fue lo de­terminante para ir a la cruz, pues estos que estaban al lado de Jesús en aquel momento no podían ser simples malhechores o ladrones, lo más probable es que fuesen algunos re­voltosos, de algún movimiento tipo guerrillero contra Roma, que por su accionar fueron condenados junto con Jesús a morir en la cruz, como escarmiento y ejemplo para todo aquel que se levantaba contra Roma.

¿Por qué los evangelistas no seña­lan este dato?: primero porque no es algo relevante dentro de la intención que tienen al narrar los evangelios, su objetivo es dar a co­nocer la vida de Jesús y responder a inquietudes de su comunidad, ade­más las condiciones de la época, la presencia aun del Imperio, pudo llevar a que los evangelistas hicieran todo lo posible por evitar el tema político como confrontación con el Imperio, pero esto solo se daría en lo concerniente a Jesús; fuera de Lucas al parecer el nombrar a los dos ladrones no pasa de ser un elemento que corroborara la historia, un añadido tal vez para darle fuerza histórica a lo narrado, pues se recalca lo del carácter de fe y catequético que tienen los evangelios.

Ahora bien, cada día crece más la inquietud en cuanto a las implicaciones de la política del tiempo de Jesús en los evangelios, aunque como señalamos, nada dicen ellos sobre esto, pero ciertos hechos y personajes que hoy sabemos tienen una fuerte implicación política ya sea en el relato o en la época, y gracias a las investigaciones de tipo histórico y sociológicas, vamos descubriendo muchas cosas, un mar de preguntas se nos abren y surgen im­plicaciones que nos hacen derribar antiguos criterios y formulaciones, y claro está, nos ayudan a comprender más el mensaje y todo lo relativo a Jesús, como este pequeño pasaje llamado popularmente de los dos ladrones crucificados junto a él.

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