Un antiguo párroco, misionero español, me dijo una vez, que para que una parroquia llegase a la madurez institucional tenían que pasar 25 años. Ese tiempo ha llegado para la parroquia Corpus Christi, de la Arquidiócesis de Santiago, ubicada en el sector de La Rosaleda. Está compuesta por familias y gente de clases media alta y profesionales en su mayoría, no de ricos, como algunos creen, pero de gente de mucha fe que ha sabido crecer y poco a poco ir madurando en su seguimiento de Cristo

El templo parroquial fue construido por la misma comunidad a base de esfuerzo, con actividades y donaciones. Más adelante, remodelaron gracias a la ayuda del honorable Ayuntamiento de Santiago. Desde sus inicios han acompañado a la comunidad diversas acciones pastorales y grupos que han ayudado al crecimiento y cultivo de la fe de los habitantes de la parroquia.

Con la llegada del Movimiento de Hermandad Emaús que crece el fervor parroquial, llegan más miembros a la comunidad y comienza todo ese proceso de madurez e institucionalidad de la comunidad parroquial. Con el accionar de este movimiento son muchos los que en su juventud se habían alejado de la Iglesia y vuelven de nuevo y se unen al quehacer por el Reino, como una vez me decía uno de ellos, de que habían vuelto de la gran tribulación y Corpus Christi le había dado acogida.

En estos años la parroquia ha sabido estructurarse a la luz del Plan Nacional de Pastoral y de las diversas áreas de pastoral que determinan la vida de la comunidad eclesial como la litúrgica con su equipo litúrgico, de lectores, monitores, coros, orden y colectores. La formación con su grupo de catequistas, pastoral bíblica, pastoral de adolescentes y juvenil, pastoral familiar y misionera; de servicios con su grupo de pastoral social, de adultos mayores, consejería; sus pequeñas comunidades, sus ministros de la comunión y de los enfermos. Sus tres Diáconos y dos en camino, y todos aglutinados alrededor del Consejo Parroquial, y con su consejo económico y de tesorería. Estamentos que hacen posible la funcionalidad de la parroquia y ayudan al fortalecimiento de la fe de sus miembros en una fraternidad propia de los hijos de Dios.

No es una comunidad perfecta, tienen sus problemas y dificultades normales y propias de cualquier comunidad humana y de fe, pero con un solo objetivo: hacer posible el reino y continuar con el proyecto de la Iglesia de hacer este mundo para Cristo. Han sido años de muchas vivencias maravillosaS para sus miembros, de muchos testimonios hermosos de solidaridad, de acompañamiento y ayuda entre hermanos, de mucho cambio de vida, de gente que había extraviado sus pasos pero gracias a un grupo de hermanos y en nombre del Señor han vuelto al sendero, a Cristo y a la Iglesia.

Doy gracias al Señor por haberme hecho parte de esos 25 años. Tuve el privilegio de trabajar durante 8 años de mi vida sacerdotal en esta comunidad, aprendí mucho, supimos compartir muchos sueños, esperanzas y trabajo, hicimos muchos amigos y hermanos, aprecié todo el potencial humano y de espiritualidad de esta comunidad de fe. Doy gracias al Señor por esta celebración, pidiéndole a él que cada día fortalezca más a sus miembros y sus estructuras parroquiales. Que sigan creciendo y aportando al crecimiento y testimonio de nuestra Iglesia local de Santiago y que siempre el Espíritu de Dios se haga presente en ellos como luz y guía. Gracias, muchas felicidades y pa´lante.

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