La importancia del silencio

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En medio del bullicio en el que vi­vimos in­mersos 24/7, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, parece cada vez más difícil encontrar un breve espacio para el silencio, para la reflexión profunda y el encuentro con uno mismo.

Elementos sonoros como la alarma, las bocinas de los carros, los motores en la calle, radio, TV, el click del mouse del computador, las notificaciones del celular, entre otros, que si bien es cierto que son importantes y forman parte de nuestra banda sonora cotidiana, no menos cierto es que la exposición prolongada a todas estas vibraciones degenera en ansiedad y estrés, a tal punto que muchas veces hasta el trinar de las aves molesta.

Llegado este importante tiempo digital, donde mujeres y hombres por medio de las facilidades otorgadas por los “smartphones” y el acceso a la web, pueden opinar acerca de sus temas de inte­rés, crear contenido relevante para las comuni­dades virtuales y crear tendencia en solo segundos, aportando valor a la democratización de la información, también aportan ruidos, en forma de miles de imágenes, emojis, GIF, Memes, videos y demás. Hoy nos movemos en dos mundos: el online y el offline (o vida real), con características propias, pero donde el silencio parecería una mercancía de alto valor que casi nadie, en ninguno de los dos mundos, puede alcanzar, porque necesitamos de ese ruido constante para sentirnos “vivos” y conectados.

El silencio, elemento definido como ausencia de vibraciones sonoras, es asociado muchas veces a la tristeza, a la muerte, a lo incomprensible, de­jando de lado la concepción que lo define también como aquel estado de quietud, paz y armo-nía, donde el ser humano vive, se acerca y conecta consigo mismo. Ese momento de ausencia, úni­co y especial, nos permite reflexionar sobre nues­tro destino, adecuar los pensamientos y reenfocar nuestros objetivos. Durante el silencio puede nacer una novela, un verso, una pintura, una escultura. Es tan valioso, que incluso solo en ese momento podemos encontrarnos con Dios.

En definitiva, la relevancia del silencio radica en la capacidad para volver a nosotros, para encontrarnos y escucharnos a nosotros mismos en medio de tanta gente y tanta bulla.

Ojalá puedas encontrar, por lo menos, un brevísimo espacio de silencio para leer esto que te escribo.

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