La enfermedad del tiempo

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“Deja de actuar como si la vida es un ensayo. Vive este día como si fuera el último. El pasado ya se ha ido. El futuro no está garantizado”. Wayne Dyer.

 

La vida moderna está cada día más a prisa. El ser humano se enfatiza en ser eficiente, productivo, tener su agenda llena de múltiples actividades, pero si en su tiempo libre, tiende a sentir ansiedad, culpa, vacío y hasta tristeza puede estar padeciendo la enfermedad del tiempo.

La enfermedad del tiempo hace referencia a   la creencia que tienen muchas personas de que el tiempo está siempre escapando, que nunca hay suficiente, y que tienes que ir cada vez más rápido para mantenerte. El término fue acuñado por el doctor Larry Dossey, en 1982.

Las agendas, las fechas límites, la rapidez con que hacemos nuestro trabajo puede afectar todas las áreas de nuestra vida: a nivel social, familiar, personal y hasta laboral. Esa percepción de que el tiempo se nos escapa de las manos, nos hace cada día personas impacientes que vamos perdiendo el don de la escucha y algo muy importante, nos estamos perdiendo de vivir el presente. El aquí y el ahora.

Jacques Leclercq, en 1936 hizo unas refe­rencias que al día de hoy nos deben poner a pensar. René Descartes tuvo sus sueños y vi­sio­nes tras varios meses descansando; Newton descubrió uno de los grandes principios de la física sentado bajo un árbol; Platón construyó el pilar de la filosofía en los jardines de Aka­demos. O sea, fueron más creativos mientras menos se enfocaban en el tiempo.

El tiempo es la esencia de la vida, por lo que debemos cambiar nuestra relación con él, dejar de preocuparnos tanto por hacerlo rendir y aprender a equilibrar nuestras responsabilida­des a fin de cumplir con todo y disfrutar de la vida sin estar constantemente sujetos a un reloj.

Recuerda, la soledad, el descanso, el silencio, el ir con pausa, son claves para crear y para comenzar tus proyectos con ilusión. Perdiendo un poco de tiempo, ganamos en paz y serenidad.

 

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