José Henríquez Castillo y Agripina Pérez Monegro Un matrimonio de oro de las manos de Dios

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Los Mameyes, Santo Domingo

 

José Henríquez y Agri­pina se conocieron en un pe­queño campo de su natal Moca y tras siete años de noviazgo con la anuencia de sus familias deciden unir sus vidas en matrimonio el 26 de diciembre de 1970. Hace exactamente 50 años. Y des­de entonces, ya no son sus vidas, sino que es una sola vida.

En los primeros siete años de vida matrimonial nacen sus cuatro hijas. No hay va­rones, solo los esposos de las hijas, que, según ellos, son hijos.

Con corazones rotos, he­ridos y perdonados inician a principio de los ochentas un reencuentro personal con Dios y un caminar de entrega y servicio a la Iglesia y la co­munidad a través de diferen­tes movimientos, como son el Movimiento Familiar Cristiano, Cursillos Prema­tri­moniales zonales, dinámica de parejas, Cursillos de Cristiandad, voluntariado del hospital… para recibir en el año 1986 el Sacramento del Matrimonio.

No es difícil encontrarles cualquier día de la semana (él con caminar y hablar pausado y ella un poco más rápida y sonriente) en la parroquia San Ramón Nonato de Los Mameyes, Santo Do­mingo. Ellos con el rosario, la Biblia o cancionero en mano, están atentos a recibir la comunión y poner sus do­nes al servicio de los demás, pues Don José es Ministro de la Palabra y la Eucaristía; ella canta y lo hace con entusiasmo, con buen ánimo y espíritu alegre.  Casi siempre van juntos a comulgar.

Más que con palabras su accionar es ejemplo de perseverancia, unidad, humildad y tolerancia, para sus cuatro hijas, ocho nietos, tres yernos y toda la familia y comunidad que ve en ellos un modelo a seguir.

Que mamita María y el Señor Jesús los bendiga por siempre.

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