Hugo Miguel Bautista Espaillat  Líder comunitario que regresó a la Casa del Padre

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Hugo nació en Jacagua Adentro, Santiago, el 26 de octubre de 1951, el sexto hijo de Carlos Manuel Bautista Frías y María Magdalena Es­paillat. Su niñez, como todo niño de esa época, pasa con  carencias y vicisitudes, pero siempre bajo el amparo de la familia y el liderazgo de su hermano mayor, Adriano de Jesús, quien trae a sus herma­nos a vivir a la calle 4 del En­sanche Libertad, a finales de los años 60.

En esos tiempos de dificultad, posguerra civil, si­guiendo los pasos de su hermano, Hugo ingresa a la Po­licía Nacional, desde donde sirvió al país por 21 años.

El 29 de octubre 1972 contrae matrimonio con Ma­ría Inés Bautista Abreu, su in­separable compañera por 48 años, formando una familia de cuatro hijos: Frayccies Miguel (fallecido), Hugo Leonel, Edwin Alberto y Ariel de Jesús.

La lucha comunitaria fue su gran pasión, trabajando en diversos grupos sociales, co­munitarios y políticos. Entre estos se destacan: Presidente de la Asociación de Comer­ciantes Detallistas de Santia­go, Presidente del Comité de Defensa del Ensanche Liber­tad, Coordinador de los Mo­vimientos Sociales de la Cor­dillera Septentrional, Coordi­nador del Consejo Nuestra Sra. De la Altagracia, del Ens. Libertad, Miembro del Grupo Rotary, Candidato a Diputado (en dos ocasiones) y a Regidor por el Partido Reformista Social Cristiano y Dominicanos por el Cambio. Representar su gente, su cam­po, su barrio fue su desvelo.

Más de 30 años de lucha comunitaria junto a los pa­dres Nino Ramos, Jaime y Julio César, colocó la Cordi­llera Septentrional en el mapa nacional. Él se convirtió en la voz de los que tenían voz, llevando al campo: agua pota­ble, energía eléctrica, teléfo­no, escuelas y liceos, canchas deportivas, desayuno escolar, policlínicas y su sueño dorado, la carretera Jacagua-Palo Alto (de reciente inaugura­ción).

Por más de 20 años fue parte del programa Punto Joven, de Radio Amistad, en compañía de sus eternos amigos: Apolinar Ramos, Zaca­rías Disla y José Madera.

Hombre recto y correcto, pero con una nobleza única. Fuerte contra las injusticias, pero sensible y noble ante los más necesitados. Padre ejemplar, amigo de sus hijos, abuelo amoroso y protector, pero, sobre todo, hombre res­ponsable, esposo de trato ab­negable y delicado.

Esta pandemia nos arrebata a un ser humano de cualidades excepcionales, un verdadero luchador, visionario, un guerrero; que aún librando su más dura batalla, se mantuvo siempre positivo y decidido. Aun en el dolor decía: “Me siento bien, estoy me­jor”.

La muerte nos separa por el momento, físicamente, pero tus enseñanzas, tu entrega, tus servicios, retumban en cada espacio de nuestro ser. Nosotros tus hijos, como en vida lo hicimos, seguiremos apegados a tus principios, a tus ideales. Damos gracias a Dios por tu vida, por tu lealtad, por tu responsabilidad, por tu entrega sin pedir nada a cambio.

Gracias en especial a sus herma­nos: Nelson, Tony, Lu­cha, Janet y Radhamés, por estar presentes apo­yándonos y acompañándonos. Gra­cias también, a los que nos acompa­ñaron en el momento triste diciéndo­nos “Aquí estamos, cuenten con nues­tro apoyo en todo”, en especial al Exce­lentísimo Señor Presidente de la República, Luis Abinader; a Don Aníbal Díaz Belliard, Víctor de Aza, Fernando Pa­niagua (Nando) y de una ma­nera muy especial, a nuestra tía, Sor Hilda Bautista, a Ney Aldrin Bautista y José Bau­tista (Neno).

Gracias a todos por estar ahí ante la adversidad. A la Parroquia San Francisco de Asís, al Consejo Parro­quial, a las Hermanas Carmelitas, Ivelisse, Juan y José Francisco Za­mora. A los médicos y enfermeras de la Unión Médica, héroes que exponen sus vidas y lo dan todo para tratar de devol­verle la salud a nuestros familia­res. Los guerreros no se despiden con llanto, se despiden con vítores, con aplausos. Hasta luego querido amigo, Descansa en Paz.

 

Hugo Leonel Bautista Bautista

(Hijo)

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