Hermanas Paulinas, 25 años en República Dominicana

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Hace poco más de un siglo, en Italia, un grupo de muchachas catequistas, apo­yadas por un joven sacerdote, decidieron hacer realidad juntas un sueño: que los me­dios de comunicación sirvie­ran para acercar a las perso­nas a Dios. En esa época, eran los periódicos, que se prestaban a esparcir rumores y mentiras. Hoy, la situación no ha cambiado mucho, y la comunica­ción sigue siendo un gran de­safío. Y, también hoy, en nuestra República Dominica­na, existe un grupo de mujeres que sigue los pasos de esas primeras mu­chachas. Se trata de las Hijas de San Pablo o, como son conocidas más cari­ñosamen­te, las Hermanas Paulinas. El sueño de los inicios continúa siendo el mis­mo: ¡que cada mujer y cada hombre en la tierra, dondequiera que vi­van, en cualquier pueblo, calle, autopista que frecuente, ya sea física o virtual, puedan sentirse alcanzados y amados por Dios!

Las Hijas de San Pablo son una congregación religio­sa de carácter misionero. Las Pau­linas son mujeres consa­gradas a Dios para llevar la Palabra de Dios con los me­dios, las formas y las expresiones de la Comunicación. Dar este paso no es fácil, pero sí es fascinante, y es posible darlo si la joven se ha enamorado de Dios: cada una de las herma­nas ha renunciado a todo lo que proyectaba para sí, por­que ha encontrado y abrazado con alegría y libertad el Todo fascinante de Dios. Así se ha­cen presentes en el corazón de la sociedad, caminando codo a codo con las personas, con el objetivo de comunicar la más grande riqueza: el amor de Jesu­cristo.

Al estilo de San Pablo

 

La vida de la Iglesia en sus primeros años no se compren­de sin la vida y la misión de San Pablo. Él no perteneció al grupo de los Doce Apóstoles. Al principio, perseguía a los que creían en Jesucristo. Pero tuvo un encuentro con Jesús que lo marcó profundamente. Esta experiencia fue tan fuerte y decisiva que llegó a decir: “Todo lo considero basura, con tal de ganar a Cristo” (Flp 3, 8).

Pablo se transformó en un apasionado discípulo y misio­nero de Cristo Jesús, difun­diendo con valentía y convicción su Evangelio en todo el mundo. También es el primer teólogo cristiano. Su vida y experiencia son tan profundas que se han vuelto una forma de comprender a Aquel que lo transformó: el Señor Jesús. San Juan Crisóstomo, padre de la Iglesia, afirma que el co­razón de Pablo es el corazón de Cristo. Así que parecerse a Pablo es asemejarse a Jesús.

También hoy, como en tiempos de Pablo, la humani­dad busca a Dios. Algunas veces, de modo confuso, pero siempre con sed de encontrar la persona de Jesús y su mensaje de amor. Las Paulinas viven en Jesús con la misma intensidad de Pablo. El origen de su llamada vocacional está en ese encuentro profundo y radical con el Señor, en la vida concreta de cada una, con sus sueños, esperanzas y temores. De San Pablo aprenden a vivir en Cristo. Su vida y enseñanzas son una referencia en el amor fraterno, multiplicado en actitudes de per­dón, reconciliación, alegría por el bien de la hermana, alegría de vivir juntas y empeño apostólico siempre renovado. Y como Pablo, dedican toda la existencia a la comunica­ción del Evangelio, para dar, a todos, el don de Jesús, que es la Verdad que salva, el Cami­no que conduce al Padre, la Vida que se dona por todos.

República Dominicana y las Paulinas

 

Las Paulinas llegaron a Santiago de los Caballeros el 22 de abril de 1994. Y acá co­menzó su presencia en Re­pú­blica Dominicana. De eso, ha­ce ya 25 años. Posterior­men­te, abrieron otro centro en San­to Domingo. Desde que llegaron, estas hermanas han trabajado codo a codo con la Iglesia, en la formación de los catequistas y los agentes pastorales, en los medios de co­municación, en la formación de los jóvenes, en las misio­nes bíblicas y en la pastoral bíblica. También tienen sus librerías con capilla a disposición de todos. Allí acuden muchas personas, a adorar en el silencio al Señor, presente en la Eucaristía. Las librerías paulinas son “templos de luz y calor, donde se proclama a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida”.

 

Vida de hermanas

 

La vida de la Hermana Paulina es sencilla, y transcu­rre entre la oración, el estudio, la vida comunitaria y el trabajo apostólico. La jornada está impregnada de alegría y sencillez. Valoran y cultivan la alegría, la serenidad, la comunión, el compartir comunita­rio, equilibrando la actividad, la oración y el descanso. Las Paulinas consagran toda su vida al anuncio del Evangelio. A esto dedican todas sus fuer­zas, creatividad, energías, toda la vida, para que su lógica penetre en la cultura, las leyes, en la vida, en toda rela­ción.

Por esto, las Paulinas se forman profesionalmente y cultivan, también, una virtud conocida como estudiosidad. Este valor, fundamental en la vida paulina, les permite estar atentas a la evolución de la so­ciedad y comprender lo que pasa en el mundo, sus desa­fíos y su progreso, con una atención especial a los pobres y a los que forman la opinión pública. La idea de esto es “hablar de todo cristianamen­te”. Este “hablar” está hecho de palabra escrita y pronun­ciada; de imágenes creadas y reproducidas; de música, cantada y escrita; de actividades formativas y de reflexión. En fin, de todo aquello que, siendo comunicación, permite llegar a la persona, para ayudarla a crecer en su dimensión hu­mana y cristiana.

El desafío de la

comunicación

La vida de la hermana Paulina está dedicada al testimonio y al anuncio del Evan­gelio o, dicho con las palabras de nuestros obispos en Apa­re­cida, es una vida discipular misionera. Así, vivir y comunicar a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, no es un eslogan, sino el núcleo esencial de un carisma, el paulino, que hace de mujeres sencillas co­municación viviente de Jesu­cristo, con todos los medios disponibles y en todo el mundo.

El aspecto misionero es muy fuerte en la vida de estas mujeres. Ante todo, viven y trabajan en comunidades in­terculturales –es decir, con re­ligiosas de diferentes naciona­lidades y culturas– y viviendo de forma encarnada en los diversos contextos culturales, que son los lugares concretos de su testimonio y entrega. Son aguerridas, abriendo nue­vos caminos, nuevas vías para que el Evangelio pueda penetrar y hacerse parte constitutiva de la cultura local, es decir, inculturarse, particularmente en la actual y compleja cultura comunicacional, hecha de redes, de comunidades, de música, imágenes… así la Pa­labra de Dios puede llegar a llegar a todos los pueblos y a todas las personas.

Esto quiere decir que, si bien la Paulina puede hacerse presente en la parroquia y ayudar en su animación, en realidad su misión no tiene fronteras. Hoy las Paulinas están presentes en 52 nacio­nes, además de la nuestra, en los cinco continentes, anunciando a Jesús. ¡Porque la pa­rroquia de las Hijas de San Pablo es el mundo!

 

Entre las Paulinas, hay un lugar para ti

 

Muchas jóvenes se preguntan qué hacer con sus vidas: qué camino tomar, có­mo ser felices, cómo ayudar a los demás. Quizá sea tu caso. Como joven, puedes seguir las actuales tendencias, la ma­yoría, efímeras. Tal vez no te guste complicarte la vida, pero esas inquietudes perma­necen allí, y esperan una res­puesta…

Si deseas una vida de ma­yor intensidad y profundidad, que no sea solo “vivir el mo­mento”, y que responda a lo que sientes y deseas vivir, a lo que sueñas y sientes que Dios te pide, esta invitación es para ti. Las Hnas. Paulinas te ofrecen la posibilidad de acompa­ñarte en tu búsqueda, ayudándote a caminar para comprender el sueño de Dios en tu vida y que resuena allí, en tu corazón. Más allá de tus mie­dos y de tu fragilidad. El acompañamiento vocacional que ofrecen las Paulinas es personalizado y abierto, por­que lo más importante es en­contrar el lugar donde el Señor desea hacerte feliz, a su estilo: el de la alegría profunda y la entrega amorosa, en libertad.

Si deseas conocer a las hermanas, puedes visitarlas en sus librerías: en Santiago, en la Calle 16 de Agosto 134, casi 30 de Marzo; en Santo Domingo, en la Avenida Bolí­var 203, Gazcue. También puedes ponerte en contacto con la hermana Verónica De Sousa, al what’sapp: 1-829-913-8447 o escribir al correo electrónico: fspsantiagodominicana@gmail.com. También puedes ingresar a Facebook: Hijas de San Pablo – Hermanas Paulinas, y pron­tamente una hermana te res­ponderá. Si se trata de un pá­rroco o de alguien que desee ayuda en la Pastoral, igualmente puede contactarlas. ¿Vives lejos? No importa: re­cuerda que ellas son las caminantes de Dios y llegarán allá: donde las necesiten.

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