LOS PRIMEROS PUESTOS

“Los discípulos de Jesús buscan el penúltimo lugar”

(4 de 12) 

Después de anunciar a sus discípulos su pasión y muerte: “El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Lo van a matar” (Mc 9, 31); ellos seguían pensando en quién era el más importante y el primero de todos. Era su tema favorito. No se atrevieron a responder la pregunta de Jesús. ¿De qué venían discutiendo por el camino? “Ellos se quedaron callados, porque habían discutido entre sí cuál era el más importante de todos (Mc. 9,34).  Era un tema recurrente entre los discípulos (Mt. 18, 1-4); (Mt. 20, 20-28); (Lc. 22, 24-26).

En la sociedad de hoy vivimos la misma situación. Las personas buscan poderes, honores y cargos políticos, sociales y económicos. También en el mundo religioso hay esa tendencia. Sí, también en la Iglesia.

Jesús nos plantea claramente cuál ha de ser el estilo de vida de un cristiano, cómo debemos vivir los seguidores de Jesús. Él nos enseña la hermandad, y el servicio mutuo. “El que de ustedes quiera ser grande que se haga el servidor de todos y el que quiera ser el primero, que se haga el último de todos; a imitación de Jesús” (Mt. 20, 26-28).

Moderadamente hemos aceptado como buena y válida la clasificación de las personas, por su puesto en la sociedad, por las riquezas y bienes que posea. El Capitalismo ha fabricado los VIP (Very Important People, gente muy importante). Dicha clasificación contradice absolutamente el sentido de la humanidad como sociedad de iguales en su dignidad. Contradice el sentido cristiano de hermandad.

Carlos de Foucauld descubrió estos valores en el Evangelio. Se sintió llamado a vivir como hermano universal y se entregó por entero a servir a los últimos. Su estilo de vida es una encarnación del Evangelio de Jesús.

 El Hermano Carlos centra su espiritualidad, en la imitación de Jesús.

San Pablo, en la Carta a los Filipenses, hace una invitación a imitar a Jesús: “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús: Él que era de condición divina, no se aferró a su igualdad con Dios, sino que se rebajó a sí mismo hasta llegar a ser nada, tomando la condición de esclavo, y llegó a ser semejante a los hombres. Habiéndose comportado como hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte y una muerte de cruz” (Fil. 2, 5-8).

En su afán de imitar a Jesús, Carlos de Foucauld asume un estilo de vida coherente que le lleva a grandes renuncias y a asumir una misión de servir a los más pobres, a los “últimos”; haciéndose él pobre y último.

El Padre René Voillaume, fundador del Instituto de vida religiosa “Los Hermanitos de Jesús”, es quien más ha impulsado la “espiritualidad” de Carlos de Foucauld, es decir el estilo de vida cristiana, según el Hermano Carlos. En sus orientaciones a las Fraternidades pedía que, los Hermanitos debían procurar el “penúltimo puesto”, porque el último ya estaba ocupado. En el último puesto ya está Jesús. A ese Jesús es que el Hermano Carlos se esfuerza en imitar.

Damos gracias a Dios por la Canonización del Beato que, desde el 15 de mayo será llamado SAN CARLOS DE FOUCAULD, o sencillamente el Hermano Carlos.

+Mons. Francisco Ozoria Acosta

5 COMENTARIOS