EL EJECUTOR DE LA VOLUNTAD DE DIOS

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El libro de Daniel nos informa que el momento en que se produzca un avance decisivo en la historia, y en el que también aparezca Miguel, será “un tiempo de angustia”. Aquellos que lo experimentan, si solo permanecen fieles a Dios, pueden esperar su salvación final. El “tiempo de angustia” será, por tanto, el período de inauguración de la victoria final de Dios sobre el mal. El ángel intérprete le dice a Daniel: “En este tiempo tu pueblo será salvo”, lo que sucederá a través de su gran protector y defensor, Miguel.

Los exégetas creen que la frase “en este tiempo”, que sale de la boca de un ángel, no solo se refiere al momento histórico en la vida de un profeta. No solo cubre el reinado de Antíoco IV Epífanes, quien invadió las tierras de Israel y persiguió a los fieles de la ley de Dios, sino que también cubre los últimos tiempos. Los exégetas creen que Miguel, como guardián de su pueblo, siempre estará presente en su defensa. Su ministerio nunca terminará, porque no es un ministerio temporal, sino un ministerio eterno y atemporal. El gran defensor del pueblo y de la nación, Miguel, será su defensor eficaz en todos los peligros, quitando amenazas o eliminando a los enemigos del pueblo confiado a su protección.

¿Qué debería decirse de la cuarta visión apocalíptica?

En primer lugar, cabe señalar que solo Dios conoce la historia del mundo, sus inicios, desarrollo y finalización. Comparte su conocimiento del futuro con los ángeles. Dios hace esto en relación con el ángel intérprete, Gabriel. Le permite conocer el contenido del Libro de la Verdad. Se trata de Su santísima voluntad, en la que está escrito el destino final del mundo y de Israel. Al mismo tiempo, el Creador le permitió a Gabriel transmitir a Daniel la información que  había recibido, quien fue llamado “amado” por Dios. Este es un dato importante, que dice que no todo el mundo puede aprender sobre la historia del mundo.  El conocimiento al respecto sólo lo comparten aquellos cuyo corazón es puro y aman a Dios. Por supuesto, uno puede leer libros, profundizar en su contenido, pero si falta la bendición de Dios, el hombre no leerá mucho de ellos.

Miguel Arcángel, a quien el ángel traductor llama uno de los ángeles más dignos y lo llama “el gran príncipe”, entra en la historia del mundo y en la historia de la nación de Israel con una tarea específica. Su misión es llevar a cabo los planes y juicios de Dios. Así aparece Miguel como el que “trabaja”. Pero no actúa en su propio nombre, sino que realiza las obras que Dios le ha confiado y, por tanto, las realiza por el poder de Dios. La tarea más importante de Miguel es restaurar el gobierno de Dios, tanto en el corazón de las personas como en la vida de las naciones. También debería reprender a los que se oponen a Dios y recompensar a todos los que le obedecen. Sólo los nombres de estos últimos, es decir, personas que obedecen a Dios, estaban escritos “en el libro”. De toda la Biblia se puede adivinar que es un “libro” de vida (eterna), en el que no habrá lugar para las personas desobedientes y que violen la ley de Dios.

Padre Jan Jimmy Drabczak CSMA

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