Nota: Hace unos años escribí unos trazos sobre la navidad, leyéndolos lo hoy, me inspiran con un título nuevo que quiero compartir con ustedes en esta época de navidad.

Dios pudo haber venido a este mundo de cualquier manera y forma, es parte de su omnipotencia, poder y grandeza, pero prefirió hacerlo al modo propio de los seres humanos, caminando y asumiendo sus diversas fases, al parecer fue su deseo y preferencia, pensamos que debido a su gran bondad, tal vez no era necesario que asumiera tal condición, pero así lo quiso, y entonces comenzó por ser niño.

 Primero fecundando a una mujer, la Virgen María, la muchachita campesina de Nazaret, vía el Espíritu Santo, debía de tener para entonces unos 13 o 14 años, pues ya había comenzado dentro de la cultura judía unos desposorios con un tal José, al cual Mateo presentará como un hombre justo, pues el niño Dios, debía de tener un buen padre, como debe ser para cada niño, pues el asunto no es solo procrear, sino acompañar, educar y amar. Seguro María experimentó todo lo que tiene que ver con los embarazos, nauseas, repugnancia hacia ciertos alimentos, y por qué no, antojos, y claro está, el cuidado del pobre José ante la situación de su joven esposa y madre del Hijo de Dios.

Según unas tradiciones antiguas que concatenaron el nacimiento del niño con las antiguas profecías de Israel, sobre todo la de Miqueas, y que nos llegan por los evangelios de Mateo y de Lucas, y tomando en cuenta las expectativas mesiánicas de Israel, junto a la realeza davídica, el niño nace en Belén; según Lucas se dan unas series de situaciones, que llevan al pobre José y a la embarazada María a Belén y allí, pobre y en medio de la pobreza de un comedero de animales, nace el niño al que luego le pondrán por nombre Jesús, y será para la mayor y última revelación de Dios para todos nosotros.

El asunto es que todo comienza a través de un niño, Navidad es recordar el momento de Jesús niño, sus inicios, sus primeros pasos  entre nosotros, el comienzo de la salvación definitiva de Dios para con el hombre y mujer de ayer, hoy y siempre. Un niño sabemos que es débil, frágil, dependiente, pero esperanzador, pues no sabemos qué será de esa criatura en el futuro, pero todo desde él y en él lo vemos positivo, hasta los malvados esperan cosas buenas de sus hijos, aún hasta desde el campo de su maldad. En él hay pequeñez, Dios se ha hecho pequeño, como dirá el Apóstol Pablo, de que se abajo hasta ser uno de nosotros, se anonadó, se hizo nada a partir de él, pues se igualó a la criatura en su precariedad y simpleza.

En un niño se nos ha dado Dios, con esto ha hecho una gran valoración de lo que es esta etapa del ser humano; este mismo niño ya de grande dirá, que de los que se hacen como niños, será el Reino de Dios, el proyecto que el viene a comenzar, por eso, que triste y doloroso son los abusos que se cometen contra los infantes, en la Iglesia hay páginas triste, pero la de los abusos a los niños, será la mancha indeleble de mayor tristeza y dolor que nos acompañará a partir de ahora, será el fardo humilde y pesado, que junto a un mundo también abusador de los niños en muchos ámbitos, tendremos que cargar y no cansarnos de pedir perdón, y hacer todo lo posible para que no más abusos de la clase que sea, se cometan en la Iglesia y en el mundo contra la niñez.

Pero la Buena Noticia, el evangelio anual, es que se nos recuerda, que el buen Dios todopoderoso, se hizo uno de nosotros, y comenzó siendo niño, para darnos a conocer su grandeza, gracia grande y especial de la navidad.

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