“En los Juegos Olímpicos no se corona a los más hermosos ni a los más fuertes, sino a los que compiten. También en la vida, los que actúan rectamente son quienes alcanzan el premio.” -Aristóteles.

Los deportes ayudan a los niños a desa­rrollar destrezas físicas, a realizar ejercicios,  socializar, divertirse,  aprender a jugar limpiamente formando parte de un equipo y a mejorar su autoestima. Los niños que se mantienen físicamente activos (ya sea de forma recreacional o competitiva) sienten que están en control de su cuerpo y que puede hacer cosas increíbles con él, presentan  menos trastor­nos emocionales y conductuales, relaciones más sanas y satisfactorias.

Una  investigación de la Universidad de Montreal sugiere que los niños que practican deportes y se mantienen físicamente activos du­rante la primera infancia pueden alterar sus “trayectorias de angustia emocional” de ma­nera que sean menos propensos al trastorno de ansiedad generalizada y la  depresión a me­dida que envejecen. (Harbec et al., 2021)

En Inglaterra se realizó un estudio con niños que habían sido abusados o abandonados que se implican en deportes, encontrando que  tienen menos probabilidad de desarrollar problemas mentales cuando son adolescen­tes y adultos. Es decir, que los niños con infancias adversas o que han experimentado traumas, ven beneficiada su sa­lud mental en el corto y largo plazo por el ejercicio de forma regular. (1. Kremer P, Elshaug C, Leslie E, et al, 2014)

Un estudio a gran escala de niños y adolescentes estadouni­denses ha descubierto que la participación en un deporte de equipo se asocia con menos dificultades de salud mental. Matt Hoffmann, de la Universidad Estatal de California (Estados Unidos), y sus colegas, analizaron datos sobre los hábitos deportivos y la salud mental de 11. 235 niños de entre 9 y 13 años, cuyos padres y tutores informaron so­bre varios aspectos de la salud mental de los niños. 

El análisis mostró que los niños que practicaban deportes de equipo eran menos pro­pensos a presentar signos de ansiedad, depresión, retraimiento, pro­blemas sociales y pro­blemas de atención.

Involucrar a nues­tros niños en la práctica deportiva les induce a sentir más energía y fe­licidad, mejora su auto­nomía y permite beneficiar su salud mental por medio de las sensación de optimismo y euforia. (Biddle, S. J. H., & Asare, M. (2011).

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