DE FRENTE A LA VIDA

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“Comunión, Familia y Vocación”

Para este mes de noviembre, dedicado a la familia, nuestro Tercer Plan de Pastoral nos sugiere el valor de “Comunión, Familia y Vocación”, tres realidades muy relacionadas entre sí y con la vida en general de cada ser humano.

La “comunión” hace referencia al trato entre las personas; a la relación con mucha o poca afinidad entre conocidos; a la comunicación entre seres humanos que se rozan, ven o acompañan en los diferentes ambientes que la vida nos propone. Comunicación que hoy día se ha visto afectada por el mal uso de la tecnología, que ha desplazado el cara a cara, por el manejo de dispositivos que nos acercan a quienes viven lejos, pero nos separan de los más cercanos: La familia. Célula social que nos introduce al otro, al mundo escolar, de amigos y laboral. Grupo humano por excelencia, donde la comunión surge por lazos sanguíneos, pero se fortalece por el diálogo y la convivencia diaria cara a cara y en la lucha codo a codo.

Familia que es también una vocación a la entrega, al servicio, a la hermandad, a la unidad y a la comunión, donde se motivan y fortalecen las aptitudes y disposición de sus integrantes hacia una profesión u otra. Para ello, la comunión es esencial, porque el apoyo o rechazo de la familia a la decisión vocacional de sus integrantes, motivará o no su mejor desempeño y felicidad.

Formar familia, permanecer célibe, escoger una carrera, decidir seguir uno u otro camino de vida, es una decisión vocacional, a que son llamados los que Él quiere, como reza el lema propuesto para este mes. “Llamó a los que quiso” (Marcos 3, 14) y la respuesta a ese llamado es una de­cisión personal e individual, que debe tomarse en libertad y con responsabilidad para la propia felicidad y la de aquellos relacionados en la vida de cada quien.

Que Jesús nos permita entender y responder su llamado y lo haga­mos con toda la deci­sión de dar lo mejor de nosotros.

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