Mary Esthefany García

hojuelasdeesperanza@gmail.com

Me preguntan cómo puedo soportar tanta dureza en el hospital “Venid a mí todos los que

estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28)

Esta promesa de Jesús ha sido mi ancla, en medio de los días más difíciles que he vivido en el hospital. En ese lugar donde la fragilidad humana se muestra con toda su fuerza, a veces la carga emocional y espiritual puede ser abrumadora. Sin embargo, he aprendido que a través de la oración de intercesión no es una carga, sino un acto de amor y entrega. Al poner delante de Dios las dificultades de los demás y aquello que escapa a mi control, siento cómo se disipan las sombras del cansancio y nace una paz profunda.

Al terminar cada jornada, deposito todos esos momentos de dolor y esperanza a los pies de Jesús. Le ruego, y le digo que sin Él no podría sostener esta misión; le pido su fuerza y su gracia para cada día. 

Llevarle en mis manos, en el viático, y en mi voz, en cada acompañamiento espiritual, es mi mayor consuelo y motivación. Así encuentro sentido en medio de la dureza, porque sé que no estoy sola, y que su amor transforma cada lágrima en esperanza.

Que esta oración me sostenga y también sostenga a quienes leen estas palabras:

Señor, dame la fortaleza para continuar siendo instrumento de tu paz. Que mi corazón no se canse, y que siempre pueda reflejar tu amor y tu luz en cada paso que doy. Amén.